Este 21 de noviembre, en su segundo día de visita a Tailandia, el Papa Francisco hizo un llamado a los países a crear los mecanismos necesarios para proteger la dignidad y los derechos de los migrantes, e indicó que libertad solo es posible si "somos capaces de sentirnos corresponsables unos de otros y superar cualquier forma de desigualdad".
El Santo Padre dijo estas palabras durante el encuentro que sostuvo con las autoridades políticas y religiosas, sociedad civil y Cuerpo Diplomático en la Sala "Inner Santi Maitri" de la Casa de Gobierno.
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Francisco dio su discurso luego de haber participado en la mañana en la ceremonia de bienvenida realizada en la Casa de Gobierno y de reunirse en privado con el primer ministro, el general Prayuth Chan-ocha, con el respectivo intercambio de presentes.
En su discurso, el Papa agradeció la invitación del rey de Tailandia, Rama X, con quien se reunirá posteriormente, por invitarlo a visitar este país asiático. Asimismo, expresó sus "mejores augurios después de las recientes elecciones que han significado un retorno al normal proceso democrático".
En marzo de 2019 se realizaron las primeras elecciones luego del golpe de Estado de 2014, con el triunfo del partido promilitar Phalang Pracharat.
"Esta tierra tiene como nombre 'libertad'", afirmó el Papa, e indicó que "esta sólo es posible si somos capaces de sentirnos corresponsables unos de otros y superar cualquier forma de desigualdad".
Por ello, dijo que es necesario "trabajar para que las personas y las comunidades puedan tener acceso a la educación, a un trabajo digno, a la asistencia sanitaria, y de este modo alcanzar los mínimos indispensables de sustentabilidad que posibiliten un desarrollo humano integral".
En su discurso pronunciado en español, Francisco también reiteró su llamado a proteger la dignidad y los derechos de los migrantes. Señaló que un signo de estos tiempos no es tanto la movilización humana, "sino por las condiciones en que esta se desarrolla, lo que representa uno de los principales problemas morales que enfrenta nuestra generación".
"La crisis migratoria no puede ser ignorada. La propia Tailandia, conocida por la acogida que ha brindado a los migrantes y refugiados, ha enfrentado esta crisis debido a la trágica fuga de refugiados de países vecinos", señaló.
Por ello, pidió a la comunidad internacional actuar "con responsabilidad y previsión", y resolver "los problemas que llevan a este éxodo trágico, y promueva una migración segura, ordenada y regulada".
"Ojalá que cada nación elabore mecanismos efectivos a fin de proteger la dignidad y los derechos de los migrantes y refugiados que enfrentan peligros, incertidumbres y explotación en la búsqueda de libertad y una vida digna para sus familias. No se trata sólo de migrantes, se trata también del rostro que queremos plasmar en nuestras sociedades", señaló.
El Papa además abordó la realidad de la globalización e indicó que esta no solo debe verse en términos económicos y financieros, sino también en el respeto y acogida de las diferencias, como "inspiración y estímulo a todos aquellos que se preocupan por el tipo de mundo que deseamos legar a las generaciones futuras".
Francisco también dijo que este año se celebra el 30° aniversario de la Convención sobre los Derechos de los Niños, para recordar el drama de los menores, y también de las mujeres, que son violentados, esclavizados y explotados. Agradeció al gobierno tailandés y a todas las organizaciones que trabajan "para extirpar este flagelo".
"El futuro de nuestros pueblos está unido, en gran medida, al modo como le garanticemos a nuestros niños un futuro en dignidad", señaló.
El Papa Francisco culminó su discurso expresando que "hoy más que nunca nuestras sociedades necesitan 'artesanos de la hospitalidad'", comprometidos "con el desarrollo integral de todos los pueblos dentro de una familia humana que se comprometa a vivir en la justicia, la solidaridad y la armonía fraterna".
Luego del discurso a las autoridades, el Santo Padre se dirigió al histórico templo budista
Wat Ratchabophit Sathit Maha Simaram para reunirse con el Patriarca Supremo de los budistas, Somdej Phra Maha Muneewong.