El Papa Francisco visitará Tailandia y Japón del 19 al 26 de noviembre; en este segundo país ocurrió la aparición de Nuestra Señora de Akita, cuya vidente experimentó los estigmas de Cristo.

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La primera aparición de la Virgen María en esta ciudad japonesa ocurrió el 12 de junio de 1973. Ese día la religiosa Agnes Sasagawa rezaba en su convento cuando de pronto vio algunos rayos brillantes que salían del tabernáculo. Ese hecho volvió a ocurrir durante dos días más.

Luego, el 28 de junio, apareció en la palma de su mano izquierda una llaga con forma de cruz que sangraba mucho y le causaba gran dolor.

Días después, el de julio, la religiosa oyó una voz que provenía de la imagen de la Virgen María que estaba en la capilla del convento. Ese mismo día otras hermanas vieron que de la mano derecha de la imagen fluían gotas de sangre. Este hecho se repitió por cuatro veces.

La llaga permaneció en la mano derecha de la imagen hasta el 29 de septiembre. Ese mismo día la escultura comenzó a "sudar", especialmente en la frente y el cuello.

El 3 de agosto de 1973, la religiosa recibió un segundo mensaje y el 13 de octubre el tercero y último.

El 4 de enero de 1975 la imagen mariana comenzó a llorar y siguió haciéndolo en distintas ocasiones por casi siete años. La última vez se registró el 15 de septiembre de 1981 en el día de la fiesta de Nuestra Señora de los Dolores.

La imagen registró 101 lacrimaciones en total.

La religiosa Agnes Sasagawa, cuyo nombre significa cordero, se curó de la sordera que padecía sin explicación médica, lo que fue considerado como un signo de la autenticidad de las apariciones de la Virgen María y los hechos milagrosos alrededor de la imagen.

El 22 de abril de 1984, después de ocho años de investigación y tras haber consultado al Vaticano, los mensajes de Nuestra Señora de Akita fueron aprobados por el Obispo de Niigata, Mons. John Shojiro Ito.

El Prelado declaró que los eventos de Akita tenían un origen sobrenatural y autorizó en toda la diócesis la veneración de esta advocación mariana. Para llegar a esta conclusión, el Obispo recibió el testimonio de 500 personas entre cristianas y no cristianas, incluyendo al alcalde budista del pueblo.

Los mensajes de Nuestra Señora de Akita alientan a recordar la importancia de la Eucaristía en la vida de los fieles, la oración por la reparación de los pecados y la conversión de todos los hombres para acercarse cada vez más al Señor.

La Virgen también le dictó una oración a la religiosa Agnes Sasagawa y es la siguiente:

Sacratísimo Corazón de Jesús,
verdaderamente presente en la Santa Eucaristía,
te consagro mi cuerpo y alma
para ser enteramente uno con Tu corazón,
sacrificado cada instante en todos los altares del mundo
y dando alabanza al Padre,
implorando por la venida de Su Reino.

Ruego que recibas esta humilde ofrenda de mi ser.
Utilízame como quieras para la gloria del Padre
y la salvación de las almas.

Santísima Madre de Dios,
no permitas que jamás me separe de tu Divino Hijo.
Te ruego me defiendas y protejas como tu hijo especial,
Amén.