El Arzobispo Emérito de Caracas, Cardenal Jorge Urosa Savino, señaló recientemente que si el gobierno que encabeza Nicolás Maduro “tuviera verdaderamente amor a Venezuela ya habrían dejado el poder”.
En una entrevista publicada por el diario venezolano El Nacional, el Cardenal Urosa Savino señaló que los integrantes del régimen de Maduro “realmente han llevado al país a una ruina terrible que está creciendo cada vez más”.
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“Ahora, ellos no se quieren ir porque están aferrados al poder, pareciera que nos les importa el dolor que están causando al pueblo, el dolor de tanta gente que se tiene que ir”.
Para el Purpurado venezolano, “el gobierno sigue jugando a mantener una especie de farsa, un diálogo de mentira para ganar tiempo y rechazan completamente lo que es el centro y la raíz de los problemas, que es, la incapacidad del actual presidente de gobernar”.
El Cardenal no cree además que una mesa de diálogo establecida por Maduro y algunos opositores en septiembre lleve a soluciones para Venezuela, pues “si bien ahí hay personalidades que han tenido una gran figuración política en el país en otro momento, actualmente ellos no tienen partidos con mucha militancia, no representan al pueblo”.
“Estamos en una situación muy mala. No hay absolutamente ninguna noticia sobre cuáles han sido los avances del diálogo entre el gobierno y este grupo minoritario de la oposición, que no está representado por la Asamblea Nacional legítimamente electa con los votos de la mayoría de los venezolanos”.
El Purpurado recordó además que los obispos venezolanos no reconocen “legitimidad ni validez alguna” a la Asamblea Nacional Constituyente creada por Maduro para reemplazar a la Asamblea Nacional, con mayoría opositora, que ha nombrado como presidente interino a Juan Guaidó.
“Desde el punto de vista de la realidad sociopolítica y económica, vamos a terminar muy mal, a menos que haya un cambio sustancial de aquí a diciembre, un cambio de gobierno”, dijo.
Si esto no ocurre, advirtió, “vamos a terminar muy mal porque el dólar sigue subiendo, la comida está cada vez más cara, no hay productos, la salud peor y la educación está completamente por el suelo. Los problemas siguen y se van a agravar”.
“Como obispo de la iglesia, como ministro de Jesucristo, a que fortalezcamos nuestra fe en Dios, nuestra esperanza y busquemos sin violencia, que haya un cambio pacífico para el bienestar del pueblo”, alentó.