En un video mensaje enviado hoy a un encuentro mundial de jóvenes que se realiza en Ciudad de México, el Papa Francisco afirmó que la pregunta por la muerte también cuestiona la propia vida.
"Sé de buena fuente que mantuvieron encendida, durante toda la experiencia, la pregunta por la muerte. Allí jugaron, pensaron y crearon desde sus diferencias. Bueno, lo celebro y les agradezco por esto. Porque, ¿Saben una cosa? La pregunta por la muerte es la pregunta por la vida, y mantener abierta la pregunta por la muerte, quizás, es la mayor responsabilidad humana para mantener abierta la pregunta por la vida", dijo el Santo Padre en el mensaje al evento promovido por la fundación Scholas Occurrentes junto al World Ort, que se realiza en Ciudad de México del 28 al 31 de octubre.
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"Así como las palabras nacen del silencio y allí terminan, permitiéndonos escuchar sus significados, lo mismo sucede con la vida. Quizás esto suene un tanto paradójico, pero ¡es la muerte la que permite que la vida permanezca viva! Es el fin lo que permite que un cuento se escriba, que un cuadro se pinte, que dos cuerpos se abracen. Pero ojo, el fin no está solo al final. Quizás debamos prestar atención a cada pequeño fin de lo cotidiano", continuó el Santo Padre.
El Pontífice indicó luego que la pregunta sobre la muerte acompaña a la persona "no solo al final del cuento, que no sabemos nunca cuando se termina, sino al final de cada palabra, al final de cada silencio, de cada página que se va escribiendo. Solo una vida consciente de este instante se acaba, logra que este instante sea eterno".
Por otro lado, continuó, "la muerte nos recuerda la imposibilidad de ser, comprender y abarcarlo todo. Es una bofetada a nuestra ilusión de omnipotencia. Nos enseña en la vida a relacionarnos con el misterio. La confianza de saltar al vacío y darnos cuenta de que no caemos, que no nos hundimos; que desde siempre y para siempre hay alguien allí que nos sostiene. Antes y después del fin".
El Santo Padre cuestionó luego que en la actualidad "no hay lugar para la pregunta abierta. En un mundo que le rinde culto a la autonomía, la autosuficiencia y la autorrealización, parece que no hay lugar para lo otro".
"El mundo de los proyectos y la aceleración infinita, de la rapidación, no permite interrupciones, y por eso, la cultura mundana que esclaviza trata de anestesiarnos para olvidar lo que significa detenernos al fin", continuó.
Francisco dijo luego que "el olvido de la muerte es también su comienzo, y también, una cultura que olvida la muerte comienza a morir por dentro. El que olvida la muerte ya empezó a morir. ¡Por eso les agradezco tanto! ¡Porque tuvieron el coraje de abrir esta pregunta y pasar por el cuerpo las tres muertes que vaciándonos llenan la vida! La muerte de cada instante. La muerte del ego. Y la muerte de un mundo que da paso a otro nuevo".
"Recuerden, si la muerte no tiene la última palabra, es porque en vida aprendimos a morir por otro", concluyó.