El miércoles 23 de octubre, el Arzobispo de Sydney (Australia), Mons. Anthony Fisher, anunció el inicio del proceso de canonización de Eileen O'Connor, una joven mujer australiana que fundó la orden Our Lady's Nurses of the Poor, conocidas como Brown Nurses.
Como alguien que se preocupaba por los pobres y enfermos, y que sufría mucho a causa de sus propias dolencias físicas, "Eileen se convierte para nosotros en un símbolo de esperanza en nuestro tiempo cuando hay tantos problemas en los que la vida y la dignidad de la persona humana están en tela de juicio," comentó Mons. Anthony Randazzo de Broken Bay a Catholic Weekly.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
Mons. Randazzo dijo que se familiarizó con el trabajo de las Brown Nurses, llamadas así por sus hábitos marrones, mientras era sacerdote en Brisbane en la década de 1990.
"He visto la forma silenciosa en que trabajan entre los pobres y los moribundos, y el espíritu, el espíritu gentil pero constante de Eileen O'Connor, era muy obvio", dijo a Catholic Weekly.
Nacida en Melbourne (Australia) en 1892, Eileen sufrió una lesión a la edad de tres años que la dejó paralizada por un tiempo y luego confinada a una silla de ruedas, sufriendo dolor por el resto de su vida. Actualmente, Los médicos creen que Eileen padecía la enfermedad de Pott (tuberculosis vertebral) no diagnosticada.
De acuerdo a la biografía de Eileen realizada por Our Lady's Nurses for the Poor, a pesar de su sufrimiento y su falta de educación formal o formación religiosa, "Eileen encarnaba una espiritualidad distinta marcada por una inquebrantable devoción a Nuestra Señora y su propia voluntad de soportar toda una vida de sufrimiento."
En colaboración con un sacerdote y amigo de la familia que conoció en su parroquia, el Padre Edward (Ted) McGrath, O'Connor trabajó para fundar un ministerio que sirviera a los pobres en sus propios hogares en honor de la Santísima Virgen María.
Tanto el P. McGrath como O'Connor tenían una devoción por la Virgen María y un corazón por los pobres que provenían de sus propios antecedentes familiares, según la nota de Our Lady's Nurses en su sitio web. En ese momento, en Australia, había poca o ninguna asistencia gubernamental disponible para aquellos que no podían trabajar debido a una enfermedad u otras razones.
La orden se fundó oficialmente en Our Lady's Home en Coogee (Australia) en abril de 1913, pero poco después enfrentaría amenazas de las autoridades de la Iglesia, incluido el hecho de que el P. McGrath sería expulsado de su orden por su continuo trabajo con el ministerio.
Después de que el P. McGrath y O'Connor hicieron un viaje a Roma en 1915, el P. McGrath fue reincorporado a su congregación por el Vaticano, pero no volvería a Australia hasta la década de 1940. En su lugar, viajó a Gran Bretaña, donde se convertiría en capellán del ejército británico durante la Primera Guerra Mundial. Recibió la Cruz Militar y fue nominado para la Cruz Victoria por actos de valentía en la guerra.
Luego de viajar por Europa y de una audiencia con el entonces Papa Benedicto XV, O'Connor regresó a Australia y continuó supervisando el trabajo de la orden que ella había fundado. El 10 de enero de 1921, a la edad de 28 años, O'Connor fallece en Our Lady's Home.
Actualmente, la congregación Our Lady's Nurses for the Poor continua su ministerio en Sydney, Newcastle y Macquarie Fields. Las Brown Nurses, ahora un ministerio independiente de las Hermanas, son enfermeras contratadas enviadas a los hogares de los enfermos y los pobres para cuidarlos.
La Iglesia Católica en Australia ha tenido un año tumultuoso de escándalos de abusos sexuales por parte del clero, incluido el controvertido juicio y la condena del Cardenal George Pell. La Dra. Jocelyn Hedley, quien escribió una biografía de O'Connor, dijo a The Catholic Weekly que "la apertura de la causa de Eileen puede representar un cambio para las cosas en Australia".
La doctora agregó que "independientemente de cuáles sean nuestras debilidades, fragilidades y vulnerabilidades, Eileen O'Connor es una tremenda inspiración para todos. Cada uno de nosotros puede convertir estas cosas en grandes tesoros cuando se unen al sufrimiento de Nuestro Señor, que es lo que Eileen hizo perpetuamente".
En su edicto que anunciaba la apertura del proceso, Mons. Fisher solicitó que cualquier persona con conocimiento o documentos de la vida de O'Connor se presente y contacte a la Arquidiócesis con dicha información.
Traducido y adaptado por Harumi Suzuki. Publicado originalmente en CNA.