El Cardenal Marc Ouellet, Prefecto de la Congregación para los Obispos, hizo una defensa del celibato sacerdotal al afirmar que: "Jesús es célibe. No es casual, no es por caso".
Así se expresó durante una entrevista en el programa "Cara a cara", conducido por el director del grupo ACI, Alejandro Bermúdez, que se emitirá próximamente en EWTN, para hablar de su libro "Sacerdotes, amigos del Esposo. Para una visión renovada del celibato", editado por Ediciones Encuentro y presentado en Roma el pasado 3 de octubre, unos días antes de la apertura del Sínodo de los Obispos sobre la Amazonía.
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En la entrevista, el Cardenal Ouellet explica que Jesús "venía como representante del Padre, de Dios y en el misterio de la alianza y en Él se entiende con el símbolo nupcial, la alianza de Dios con la humanidad. Pensemos en el Cantar de los Cantares que es la llave de interpretación de toda la Biblia".
"Jesús es el esposo, por eso el título de mi libro es 'Amigos del Esposo' hablando de los sacerdotes. Como San Juan Bautista que se presenta como amigo del esposo. Él debe crecer y yo disminuir. Y así debe ser la hospitalidad del sacerdote, no ponerse de muestra y querer utilizar el ministerio para sus ventajas personales. Eso es clericalismo, dice el Papa y denuncia esas actitudes".
Hizo hincapié en que "el vínculo entre sacerdocio y celibato es estrechísimo. No es un dogma declarado, pero es el derecho que Jesús ha establecido llamando a los apóstoles consigo para el ministerio".
En ese sentido, insistió en que "la tradición latina ha mantenido siempre esta opción de que los sacerdotes sean escogidos entre los que tienen el carisma del celibato, porque el celibato es una confesión de fe, no es solo una disciplina. Si acepto seguir a Jesús es porque me llamó y reconozco quién es Él".
El Cardenal señaló que si Jesús, en vez del hijo de Dios, fuera un profeta que fundara una nueva secta, "lo seguirían un poco y después lo abandonarían. Pero si es el hijo de Dios que vino a la tierra como único salvador, tiene el derecho de decir: 'renuncien a todo porque yo tengo mucho más y mucho mejor que ofrecerles para aportar a la humanidad'".
"El estilo de vida y el estado de vida de un célibe es una confesión de fe en quién es Jesús", resaltó. "En la vida del sacerdote célibe hay mucha alegría, algunas luchas, quizás algunas dificultades que pueden ser más o menos graves, pero hay la gracia del Señor, la misericordia que lo vuelve a levantar y propulsar hacia delante, como el Papa Francisco nos insiste constantemente".
En la entrevista, el Cardenal Ouellet también reflexionó sobre el debate en el seno del Sínodo de la Amazonía sobre los viri probati, ancianos de probada virtud que podrían ser ordenados para impartir los sacramentos en zonas remotas del Amazonas donde no llegan los sacerdotes.
Señaló que "sacerdotes casados existen en la Iglesia católica, en los ritos orientales, melquitas maronitas, ucranianos". Sin embargo, afirmó que no cree que ordenar viri probati sea la solución y, en cambio, sugirió centrarse más "en promover vocaciones a la vida consagrada, a la vida sacerdotal, creando instituciones y seminarios".
"Creo, personalmente, que la prioridad debe estar en la cultura vocacional y no en buscar una alternativa rápida a la falta de presbíteros en comunidades lejanas". "Si para la Amazonía se hace una excepción, porque hay 3 millones de fieles que están dispersos en una inmensidad, entonces, ¿qué hay de la inmensidad en África, en Australia, en Oceanía? Si debemos discutir sobre ello, debería ser una discusión mundial, no para un rincón del planeta".
Asimismo, hizo hincapié en la necesidad del sacerdocio en el mundo actual en el que el secularismo está causando grandes estragos. "Cuanta menos fe, más necesidad de sacerdotes", defendió. "Porque son administradores de signos y ritos que son anunciadores del Evangelio".
El Cardenal Ouellet también resaltó que el sacerdocio hoy "es más necesario que nunca", precisamente porque se ha perdido "el sentido de la vida. Con el aborto se elimina a los niños. Con la eutanasia se elimina a los ancianos y a los enfermos. Cuando no hay Dios en el conjunto, el hombre se hace dios y juzga la vida y decido los que pueden o no vivir. Es una cultura peligrosa en la que rige el derecho del más fuerte".