El Arzobispo de Tokio, Mons. Isao Kikuchi, espera que la visita del Papa Francisco a Japón sea más que un alto al uso de armas atómicas, y represente un llamado a la vida y la esperanza en un país donde la natalidad es cada vez más baja y el suicidio es común entre los jóvenes.
Luego de estar en Tailandia del 20 al 23 de noviembre, el Papa Francisco visitará Japón hasta el 26 del mismo mes y pasará por las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, donde visitará el Monumento de los Mártires en Nishizaka Hill y el Memorial de la Paz. Así mismo, tendrá una reunión con el emperador Naruhito y el primer ministro, Shinzo Abe, en Tokio, y celebrará la Santa Misa en Tokyo Dome.
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Francisco llegará al país oriental,bajo el tema "Protege cada vida".
En una carta enviada a Asia News, el Prelado señaló que mientras "el gobierno espera a alguien como el Santo Padre que con fuerte voz moral tome una clara posición contra las armas nucleares", "hoy el 'Evangelio de la vida' es realmente necesario en la sociedad japonesa, donde la vida humana no es respetada, los seres humanos son evaluados en cuanto pueden contribuir a la sociedad y las personas discapacitadas son marginadas".
En ese sentido, recordó el atentado ocurrido en julio de 2016, cuando "un joven atacó una estructura de apoyo social en Sagamihara (Yokohama) y mató a 19 discapacitados". El asesino dijo que las "personas minusválidas no contribuyen en nada a la sociedad y por lo tanto deben ser exterminadas."
Asimismo, Mons. Kikuchi señaló la alta tasa de suicidios en el país, "desde 1998 hasta hoy, más de 20 mil, a veces más de 30 mil personas se suicidan en Japón cada año". Advirtió que el "aislamiento, pobreza, falta de respeto por la vida humana e incapacidad en encontrar esperanza están matando a la gente".
También explicó que la baja natalidad y la gran cantidad de personas de la tercera edad crea presión en los migrantes, que "tienen dificultad en integrarse en la sociedad japonesa y se sienten aislados". Como es el caso del nigeriano que "murió de hambre después de diversos días de una huelga de hambre a causa de su prolongado encarcelamiento en uno de los centros de detención de Nagasaki", indicó.
"A un país hecho así, el Santo Padre llevará un mensaje de amor y esperanza, para hacernos comprender que todos somos amados por nuestro Creador y así podemos todavía encontrar esperanza para el futuro" señaló el Prelado. "Él viene de visita con un mensaje de respeto por las vidas humanas, para que todos podamos ser incluidos en la sociedad y toda vida humana pueda recibir el debido respeto y atención", añadió.
Finalmente, Mons. Kikuchi comentó que "la Iglesia Católica de Japón está lista para seguir el buen ejemplo de evangelización de nuestro Pastor. Estaré feliz en darle la bienvenida a Tokio".
Actualmente, Japón cuenta con alrededor de 440.000 católicos, que representan el 0.3% de la población.