El Papa Francisco pidió a las participantes del Capítulo General de la Unión Romana de la Orden de Santa Úrsula, conocidas como religiosas ursulinas, que no renuncien a ser misioneras valientes, para que así puedan crecer espiritualmente y evangelizar el mundo de hoy.
"Deseo para toda la Unión Romana de la Orden de Santa Úrsula una opción misionera valiente, capaz de transformar cada cosa, para que las costumbres, los estilos, los horarios, las lenguas y las estructuras de gobierno y de apostolado se conviertan en canales adecuados para la evangelización del mundo de hoy", dijo el Papa Francisco durante el encuentro del Capítulo General que se realizó este jueves 3 de octubre en la Sala Clementina del Vaticano.
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En ese sentido, el Santo Padre les sugirió que si desean "crecer en la vida espiritual, no pueden renunciar a ser misioneras", porque al vivir el "espíritu del encuentro" con el otro "ampliamos nuestra interioridad para recibir los dones más bellos del Señor" y "se ilumina más la fe para reconocer a Dios".
"Queridas hermanas, respetando su identidad personal y la originalidad carismática que las caracteriza, están llamadas a 'hacer vida nueva', a llevar un soplo de vida nueva hasta los confines de la tierra, sabiendo estar con responsabilidad en medio de los diferentes pueblos, naciones y culturas, para que el mensaje de fe, esperanza y caridad que lleváis atraiga a las personas a Cristo", dijo el Papa en otro momento.
El Santo Padre también acotó que hoy "vivimos en un contexto internacional e intercultural", y por ello las invitó "a buscar, en un clima de oración, los instrumentos adecuados para que al perseguir sus objetivos individuales y comunitarios no pierdan de vista el vasto horizonte de la humanidad por la que Jesús dio su vida".
"Más que nunca, necesitamos testimonios coherentes. Testimonios coherentes, por favor. La Iglesia necesita hombres y mujeres que, a partir de su propia conversión personal, sean capaces de ofrecer a los demás escucha y comprensión junto con la alegría del Evangelio", agregó Francisco.
Por el motivo anterior, el Papa les dijo a las ursulinas que están "llamadas a dar este testimonio como hijas fieles de Santa Ángela Merici, encontrando una inspiración renovada en su carisma, para responder a la sed de este mundo, que en última instancia es sed de Cristo y sed de su Misericordia".
También las animó "a continuar su tarea educativa con entusiasmo, especialmente en un momento en el que los jóvenes están abrumados por una enorme cantidad de información y desorientados por la velocidad con la que se transmite".
"Ustedes saben que un serio progreso en la toma de conciencia de valores sólo es posible si se combina la educación con el anuncio del Evangelio. Esto se hace principalmente a través del testimonio personal, las invito, pues, a cuidar con esmero la vida espiritual", añadió.
Al final de su discurso, el Santo Padre pidió la intercesión de la Santísima Virgen, de Santa Úrsula y de Santa Ángela Merici, para que las "ilumine en su discernimiento y en sus decisiones, que les dé la fuerza para ponerlas en práctica, siempre conscientes de que el fin último de la vida es dar gloria a Dios".