El Arzobispo de Sydney (Australia), Mons. Anthony Fisher, lamentó la nueva ley que despenalizó el aborto en Nueva Gales del Sur, y recalcó que la Iglesia debe trabajar para ofrecer soporte a las mujeres que estén afrontando embarazos de riesgo.
Este 26 de septiembre el Parlamento de Nueva Gales del Sur despenalizó el aborto por cualquier razón hasta las 22 semanas de embarazo; pasado ese tiempo, permite que se realice si dos obstetras lo aprueban.
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Con esta decisión, el aborto se encuentra despenalizado en toda Australia.
Anteriormente, el aborto solo era permitido en Gales si un médico determinaba que la salud física o mental de la mujer estaba en peligro. Incluyendo, por supuesto, en "salud mental" el "estrés económico y social".
De acuerdo a los partidarios del proyecto de ley, este cambio clarifica aquellos términos que quedaban ambiguos en el Código Penal con respecto al aborto. Pero para aquellos que se oponen a este cambio, esta ley abre la posibilidad de abortar en cualquier momento por cualquier razón, mientras dos médicos lo aprueben.
"Hoy es un día oscuro para Nueva Gales", dijo Mons. Anthony Fisher en su declaración el 26 de septiembre, en la que califica a la nueva ley de "una derrota para la humanidad".
"El acta de reforma de la ley del aborto puede ser la peor ley aprobada en Nueva Gales del Sur en la actualidad, porque representa una abdicación tan dramática de la responsabilidad de proteger a los miembros más vulnerables de nuestra comunidad", señalando que "desde la abolición de la pena capital en Nueva Gales del Sur en 1955, es la única forma legalizada de asesinato en nuestro estado".
El Arzobispo enfatizó que, a pesar que el aborto ahora sea legal en Nueva Gales del Sur, "nuestra compromiso con la vida continua".
"La preocupación por las embarazadas, las madres y sus bebés sigue presente en todas las agencias de la Iglesia y organizaciones provida", afirmó.
"La Iglesia Católica, otras iglesias cristianas, las personas de diferentes creencias y hombres y mujeres de buena fe continuarán trabajando juntos para transformar nuestra cultura, para que cada mujer o niño vulnerable sea ayudado y el aborto sea inconcebible".
La legalización que ha creado oposición de la Iglesia Católica, la Iglesia Ortodoxa del Este, la Iglesia Anglicana de Australia y la Iglesia Presbiteriana de Nueva Gales del Sur, fue retrasada durante el verano por el Consejo Legislativo, por la preocupación de una evaluación apresurada. Finalmente, el proyecto pasó por la Asamblea Legislativa el 8 de agosto por 59 votos a 31.
Según la legislación, seguirá siendo un delito penal que las personas realicen abortos sin las autorizaciones adecuadas, teniendo como pena máxima siete años de prisión. Los médicos también tendrían que obtener el "consentimiento informado" de los pacientes antes de realizar un aborto.
Originalmente llamada la Reforma de la Ley sobre el cuidado de la Salud Reproductiva 2019, el proyecto de ley pasó por varios cambios antes de alcanzar su forma final. Inicialmente, no mandaba ningún asesoramiento o período de consideración para la mujer, según The Catholic Weekly, publicación de la Arquidiócesis de Sydney.
Luego se cambió, para exigir que los médicos den asesoramiento a una mujer que busca un aborto si creen que sería beneficioso, informó The Guardian.
Los críticos del proyecto de ley también objetaron que esta ley requeriría que los médicos con objeciones de conciencia remitieran a las mujeres a otros proveedores de servicios de aborto. En cambio, la legislación final exige que dirijan a las mujeres al sitio web o línea directa de NSW Health, que luego pueden conectarlas con un médico que realizará el aborto.
Otra enmienda prohíbe obligar a una mujer a tener un aborto o evitar que lo haga. El crimen se castiga con hasta dos años de cárcel, informó ABC News de Australia.
Adicionalmente, clarificó que los médicos están obligados de cuidar de los bebés que sobrevivan a una tentativa de aborto, y prohíbe el aborto basado solamente en el sexo del bebé, de acuerdo a ABC News.
En su declaración, Mons. Fisher agradeció a los miembros del Parlamento que se opusieron a la ley, y a aquellos "que trabajan incansablemente en las enmiendas para corregir un poco esta horrible ley". Además, agradeció a los miembros del público que oraron y hablaron en contra de la ley.
El animó a los católicos a seguir orando y trabajando por los líderes provida, y renovar su compromiso de ayudar a las mujeres embarazadas.
"Todavía podemos poner fin al flagelo del aborto en este estado haciéndolo innecesario, sin importar lo que diga la ley", dijo el Arzobispo.
Traducido y adaptado por Harumi Suzuki. Publicado originalmente en CNA.