Prosigue el debate iniciado a mediados de julio tras la aprobación de los nuevos estatutos del Pontificio Instituto Juan Pablo II para el matrimonio y la familia.
El 21 de septiembre la revista La Civiltá Cattolica publicó el artículo titulado "El recorrido del Instituto Teológico Juan Pablo II: Teología y misión eclesial", escrito por el sacerdote jesuita Carlo Casalone, colaborador en la sección científica de la Pontificia Academia para la Vida y profesor de teología moral en la Pontificia Universidad Gregoriana. Una importante fuente de la casa de estudios señaló que el texto omite el hecho más grave en la actual controversia.
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"El artículo no nombra nunca el hecho más grave, es decir, que dos catedráticos han perdido la cátedra. En estos casos los ingleses hablan de un elephant in the room (elefante en el cuarto). El hecho no se nombra porque es vergonzoso, pero en realidad el artículo quiere responder precisamente a este problema de los catedráticos", indicó la fuente a ACI Prensa.
En los últimos meses, alumnos, exalumnos y profesores del Instituto han criticado los nuevos estatutos que establecen, entre otras cosas, que el desarrollo del currículo y las contrataciones de nuevos profesores estén bajo el control absoluto de Mons. Vincenzo Paglia, canciller de la casa de estudios, cuando antes había una mayor participación de los docentes para garantizar su idoneidad.
Las reacciones también se han centrado en la decisión del Instituto de ya no contar con dos connotados profesores: Mons. Livio Melina, expresidente del Instituto y el primero en obtener un doctorado en este centro; y el P. José Noriega, conocido por su línea favorable a las encíclicas Humanae vitae de San Pablo VI y Veritatis splendor de San Juan Pablo II.
Mons. Melina tenía a su cargo el curso de teología moral fundamental, una cátedra que ha sido eliminada por los nuevos estatutos.
En su artículo, el P. Casalone afirma que el Instituto "ha estado recientemente al centro de vivaces discusiones, aunque no siempre sostenidas por una adecuada base informativa sobre el real estado de las cosas. El objetivo perseguido" ahora con estos cambios "es el de imprimir un renovado ímpetu al camino desarrollado hasta aquí".
El sacerdote señala asimismo que el de ahora es un nuevo Instituto y que el anterior fundado hace casi 40 años "ha sido suprimido". "La profundidad de los cambios ocurridos en los últimos decenios ha generado la exigencia de un nuevo inicio", agrega.
Al respecto, la fuente del Instituto precisó a ACI Prensa que el P. Casalone escribe en su artículo "que se trata de un 'nuevo instituto'. Esto parecería justificar los cambios, pues se empieza de cero. Ahora bien, el artículo mismo reconoce que hay una continuidad. Pues bien, la legislación de la mayoría de los países distingue entre cesación por liquidación y cesación con continuidad de actividades".
"En el caso del Instituto se trata de la segunda opción. En este caso la justicia impide que se despida a los trabajadores de la organización cesada. Tienen que ser asumidos de nuevo, aunque se les dé otra tarea", prosigue.
La fuente resalta luego que esto "es especialmente claro en el caso de una universidad, donde se quiere asegurar la libertad de cátedra. Es decir, el nuevo Instituto está obligado en justicia a reasumir a los catedráticos y, en el caso de que no exista ya su cátedra, asignarles una para la que tengan competencia. De otro modo, cualquier obispo que tenga una universidad podría hacer lo mismo en su diócesis: la disuelve, la vuelve a fundar, y echa a aquellos profesores cuyas ideas no le gustan".
En el artículo de La Civiltá Cattolica, el P. Casalone también se refiere a los profesores aunque no menciona a los dos que han sido cesados. Dice sobre el cuerpo docente que este "mantiene inmutable a la mayor parte de sus componentes" y que en las decisiones tomadas sobre sus miembros "siempre han sido plenamente respetadas las normas canónicas, que corresponden a la naturaleza de la academia 'eclesiástica' del nuevo Instituto y la regulación general de la Curia Romana a la que está sujeto".
Al respecto, la fuente del Instituto comentó a ACI Prensa que "parece que, al ser 'eclesiástica', todos los cargos ejercidos por clérigos están a disposición de la autoridad. Se trataría al Instituto como si fuera parte de la curia romana. Ahora bien, si esto fuera así en una institución universitaria, la academia sería eclesiástica, pero no sería academia, es decir, no sería universitaria. El Instituto es un instituto universitario, y por tanto necesita la libertad de cátedra".
El P. Casalone, en su artículo en la revista jesuita, indica que los nuevos estatutos del Instituto fueron trabajados "durante dos años con los responsables académicos –el gran canciller, Mons. Vincenzo Paglia, y el presidente Mons. Pierangelo Sequeri– y el cuerpo docente, con la involucración de las numerosas sedes internacionales vinculadas al Instituto central", además de contar con el aporte de la Congregación para la Educación Católica.
"El currículo ha sido reconfigurado de modo tal que se pueda obtener el reconocimiento canónicos de los títulos y entrar plenamente en el 'proceso de Bologna', confiriendo así al Instituto un más sólido posicionamiento en el plano internacional", agrega el sacerdote.
La fuente del Instituto alertó al respecto que "es falso lo que dice el artículo de que se haya incluido en el proceso de revisión de estatutos a las demás sedes. Todos los vicepresidentes han conocido los estatutos nuevos el mismo día de su publicación. Además, será difícil adecuarse al 'proceso de Bologna' tras vulnerar los derechos de catedráticos".
El proceso de Bolonia, iniciado en 1999 con la firma en Europa de la Declaración de Bologna (Italia), tiene como objetivo facilitar el intercambio de titulaciones y mejorar la calidad de los estudios universitarios.
La referencia a la teología del Papa Francisco
El artículo del P. Casalone en La Civiltá Cattolica tiene diversas referencias a documentos del Papa Francisco como la encíclica Evangeli Gaudium, sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual; y la exhortación apostólica Amoris laetitia, sobre el amor en la familia.
El sacerdote resalta la importancia que el Papa confiere a la teología y al trabajo de los teólogos y cita, por ejemplo, un extracto de lo que escribió en 2015 a la Pontificia Universidad Católica Argentina en el centenario de su Facultad de Teología: "Sin misericordia, nuestra teología, nuestro derecho, nuestra pastoral, corren el riesgo de caer en la mezquindad burocrática o en la ideología, que por su propia naturaleza quiere domesticar el misterio. Comprender la teología es comprender a Dios, que es Amor".
El texto del sacerdote jesuita también destaca la necesidad del diálogo con los hombres y mujeres de hoy, así como el diálogo entre religiones; algo que también es promovido por el Pontífice.
"Además, para ser parte de la misión evangelizadora de la Iglesia, la teología no debe separarse de la pastoral o, peor aún, contraponerse. Para moverse en esta dirección es de fundamental importancia el contacto con la experiencia en la que los fieles están inmersos en su cotidiana existencia", afirma el presbítero jesuita.
Sobre este punto, la fuente del Instituto destaca que el artículo del P. Casalone "comienza describiendo un tipo de teología, que sería la promovida por el Papa Francisco. El artículo dice que los cambios en el Instituto quieren reflejar esta teología. De aquí es fácil deducir que los profesores que han sido excluidos lo han sido por no reflejar esta teología. Pero entonces estaríamos ante una supresión del diálogo lícito en la academia, sin ni siquiera juicio".
"Se usa la descripción de la teología que quiere el Papa para descalificar, sin darles la posibilidad de defensa, a profesores que siempre se han mostrado respetuosos con el Magisterio. El artículo dice que la teología debe promover el diálogo, pero la primera condición del diálogo es que no se suprima a la persona con la que se establece el diálogo, como ha sido el caso con los dos profesores eliminados", prosigue la fuente.
"Lo más grave del artículo es que la injusticia cometida –una injusticia sin parangón en los sistemas universitarios civiles– se quiera justificar acudiendo a las palabras del Papa. De este modo el artículo daña a la fama del Santo Padre, pues quien lo lea pensará que las injusticias cometidas se deben a él y a su forma de pensar la teología", lamenta.
"Además, se hace un flaco servicio a la visión teológica del Papa, pues el artículo da a entender que es una visión teológica que no respeta la libre discusión de ideas, dentro de la fe común, sino que impone el poder para promover determinado tipo de ideas", subraya la fuente.
Cuestionamiento a dos profesores
La fuente del Instituto cuestionó luego si acaso "esta forma de hacer teología es la que cultivan los profesores Chiodi y Guenzi. Sus declaraciones en público van ciertamente contra doctrinas establecidas con claridad en el magisterio de Juan Pablo II. ¿Es esto lo que significa, según el artículo, que las formulaciones teológicas pueden cambiar?".
Entre los nuevos profesores de teología moral en el Instituto está el P. Maurizio Chiodi, que en el año 2018 dijo que el uso de métodos artificiales anticonceptivos podría, en algunos casos, "ser reconocido como un acto de responsabilidad que se realiza, no para rechazar radicalmente el don de un niño sino porque en esas situaciones, la responsabilidad pide de la pareja y la familia otras formas de acogida y hospitalidad".
De otro lado, el P. Pierdavide Guenzi es conocido por una postura contraria a la doctrina de la Iglesia sobre la homosexualidad.
Para concluir, la fuente indicó que "no estamos ante un desarrollo de la doctrina, sino ante una contradicción de doctrinas. Precisamente ante esta contraposición entre el magisterio de un Papa y el de otro Papa que el mismo artículo deplora".