Luego de más de 50 años de la muerte del Padre Pío, uno de los últimos periodistas que pudo entrevistarlo realizó una reflexión sobre el sufrimiento y la esperanza del santo.
Renzo Allegri, autor de la biografía "Hombre de Esperanza", visitó al santo italiano en 1967, un año antes de su muerte. Dijo que el sufrimiento de Pío era difícil de presenciar, pero la experiencia marcó la fuerza silenciosa del santo.
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"Fue difícil para mí verlo caminar en la sacristía o en los pasillos del monasterio, agachado, arrastrando los pies hinchados y sosteniéndose de las paredes para que no caer", escribió Allegri.
"Su sufrimiento fue tremendo, pero lo soportó sin quejarse mientras continuaba entregándose a quienes lo necesitaban. Cuando levantaba la cabeza y miraba a su alrededor, sus grandes ojos parecían arder, no por el dolor sino por una bondad que no podía contener", explicó.
Asimismo, Allegri recordó que durante su estadía en San Giovanni Rotondo en 1967, pudo hablar con el santo en dos oportunidades, siendo testigo de una "fuerza moral extraordinaria que emanaba de todo su ser".
Después de la muerte del santo, escribió un largo artículo periodístico sobre la vida y obra de San Pío. Durante su investigación, recibió miles de documentos inéditos sobre las dificultades del santo.
"Descubrí algo sobre el Padre Pío que pocas personas sabían: había padecido un sufrimiento increíblemente enorme a lo largo de su vida, consistente en más persecución, humillación, acusaciones, calumnias, juicios y condenas de lo que uno puede imaginar", dijo.
Además, dijo que muchas personas se centra en la intensa vida de penitencia del santo y lo tilda de "oscuro y medieval". Sin embargo, señaló que es mejor verlo como "un hombre de esperanza".
"A lo largo de su vida, en medio de las pruebas más difíciles, siempre miró hacia el futuro con un espíritu de optimismo, fe y amor", manifestó el periodista.
San Pío de Pietrelcina nació en 1887. Sus padres fueron los agricultores Grazio Mario Forgione y Maria Giuseppa Di Nunzio. Durante su infancia, Pío era conocido por su celosa espiritualidad y, cuando tenía 15 años, ingresó al noviciado de los frailes franciscanos capuchinos en Morcone (Italia).
El santo fue reclutado en la 10° Compañía del Cuerpo Médico Italiano tras el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914. Poco después dejó este equipo debido a razones médicas. En 1916, se mudó al convento capuchino Lady of Grace ubicado en San Giovanni Rotondo.
Muchos milagros y sufrimientos extraordinarios se han atribuido a la vida del Padre Pío. Además de experimentar la bilocación y la levitación, también tuvo los estigmas, una muestra milagrosa de las heridas de Cristo, así como también sufrió ataques físicos del diablo.
En su reciente reflexión, Allegri señaló las palabras del Cardenal Giuseppe Siri, Arzobispo Emérito de Génova, quien destacó el sufrimiento redentor de Cristo como esencial para la fe. El Purpurado expresó que en tiempos en los que esto no se entiende, "Dios enviará hombres como el Padre Pío".
"Con los estigmas que soportó a lo largo de su vida y con los otros sufrimientos físicos y morales que padeció, el Padre Pío llama nuestra atención sobre el cuerpo de Cristo como medio de salvación", expresó el Cardenal Siri a Allegri, en una entrevista para el libro biográfico.
"En nuestro tiempo, la tentación de olvidar la realidad del cuerpo de Cristo es enorme. Y Dios nos ha enviado a este hombre con la tarea de llamarnos de vuelta a la verdad", enfatizó.
Traducido y adaptado por Carla Marquina. Publicado originalmente en CNA.