El Papa Francisco rezó ante la tumba del beato Père Jacques-Désiré Laval, conocido como "el apóstol de los negros", durante su viaje apostólico en Mauricio de este 9 de septiembre.
Tras haber celebrado la Santa Misa en el Monumento de María Reina de la Paz y haber almorzado con los obispos de la Conferencia Episcopal del Océano Índico (CEDOI), el Santo Padre realizó una visita privada al Santuario del beato Padre Jacques Laval, conocido como "el apóstol de los negros" porque se dedicó a la evangelización de los indígenas de Mauricio.
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El #PapaFrancisco reza ante la tumba del beato Père Laval, conocido como "el apóstol de los negros. Fue el primer beato declarado durante el Pontificado de San Juan Pablo II. #StayTuned @aciprensa @aciafricanews @mercedesdelat pic.twitter.com/S8cXyoCxQy
- Mercedes De la Torre (@mercedesdelat) 9 de septiembre de 2019
En su visita, el Santo Padre dejó un ramo de flores delante a la tumba y realizó una oración en silencio por varios minutos.
Jacques-Désiré Laval fue un misionero francés que llegó en 1841 a la isla de Mauricio y evangelizó a los esclavos liberados. Fundó numerosos hospitales para hacer frente a las epidemias de cólera de 1854, 1857 y 1862.
También fundó escuelas, construyó capillas para promover la formación espiritual y la integración social de la población. Falleció el 9 de septiembre de 1864 y fue beatificado por San Juan Pablo II el 29 de abril de 1979.
Legado del beato Laval
El Papa Francisco destacó este 9 de septiembre la importancia que tiene para Mauricio la herencia del beato Jacques-Désiré Laval durante la Misa que presidió ante miles de fieles procedentes no solo de Mauricio, sino de las regiones cercanas también.
"Sabía que evangelizar suponía hacerse todo para todos. Aprendió el idioma de los esclavos recientemente liberados y les anunció de manera simple la Buena Nueva de la salvación", explicó el Papa durante la homilía.
En esta línea, el beato Laval "supo convocar a los fieles y los formó para emprender la misión y crear pequeñas comunidades cristianas en barrios, ciudades y aldeas vecinas, muchas de estas pequeñas comunidades han sido el inicio de las actuales parroquias".
Además, Francisco señaló que el P. Laval diría a los jóvenes y a "cuantos como ellos sienten que no tienen voz porque están sumergidos en la precariedad" el anuncio del profeta Isaías: Prorrumpan en gritos de alegría, ruinas de Jerusalén, porque el Señor consuela a su Pueblo, él redime a Jerusalén".
Por último, el Pontífice relató que el beato Laval "vivió también momentos de decepción y dificultad con la comunidad cristiana, pero finalmente el Señor venció en su corazón".
"Tuvo confianza en la fuerza del Señor. Dejemos que toque el corazón de muchos hombres y mujeres de esta tierra, dejemos que toque también nuestro corazón para que su novedad renueve nuestra vida y la de nuestra comunidad. Y no nos olvidemos que quien convoca con fuerza, quien construye la Iglesia, es el Espíritu Santo", concluyó el Papa.
Después de rezar por varios minutos con profunda devoción y silencio, el Santo Padre saludó a 12 enfermos y a 20 familiares de personas tóxico dependientes, quienes viven en la "Casa A" gestionada por un diácono permanente con su esposa.
Al finalizar la visita, el Papa Francisco fue en auto al Palacio Presidencial para realizar la visita de cortesía al Presidente de la República, encontrarse con privado con el Primer Ministro y después pronunciar un discurso ante las autoridades civiles y el cuerpo diplomático.