La madrugada del jueves 5 de septiembre falleció el Obispo Emérito de Chillán (sur de Chile), Mons. Alberto Jara Franzoy.
Desde hace unos años residía en la casa sacerdotal del Arzobispado de Santiago y el pasado 10 de agosto la Diócesis de Chillán comunicó que se le había diagnosticado "un cáncer en sus riñones y pulmón bastante ramificado".
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Mons. Jara Franzoy decidió no someterse a tratamientos y pidió oración por su salud para vivir con serenidad la última etapa de su vida.
Tras el deceso, sus restos fueron velados por unas horas en la parroquia Sagrado Corazón de Santiago y luego fueron trasladados a la Catedral de Chillán que está a unos 400 kilómetros de distancia.
El viernes 6 se realizará una Misa a las 12:15 p.m. y otra a las 7:30 p.m. Al día siguiente el templo se abrirá a las 9:00 a.m. y la Misa de exequias se realizará a las 11:00 a.m. para luego ser sepultado en la cripta de los obispos.
Su vida
Mons. Jara Franzoy nació en Santiago el 22 de julio de 1929.
Mientras estudiaba arquitectura en la Pontificia Universidad Católica de Chile ingresó al Seminario Pontificio de Santiago para seguir su vocación sacerdotal. No obstante, concluyó sus estudios y se tituló de arquitecto. En la misma casa de estudios obtuvo más tarde su licenciatura en Teología.
Fue ordenado sacerdote por Mons. Raúl Silva Henríquez y fue párroco en la Arquidiócesis de Santiago, responsable de la Escuela de Ministerios de la Zona Rural Costa, secretario ejecutivo del Departamento de Comunidades y Ministerios de la Conferencia Episcopal de Chile, responsable de la Escuela de Diáconos de Santiago y Secretario Canciller y Secretario de Pastoral del Arzobispado de Santiago.
Fue nombrado Obispo de Chillán por San Juan Pablo II y tomó posesión de su cargo en junio de 1982. Su lema episcopal fue "Vino a servir", tomado del Evangelio de San Mateo 20, 28.
Fue el quinto Obispo de la Diócesis de Chillán sirviendo durante 24 años, hasta el 2006 cuando fue aceptada su renuncia por edad.
Durante su ministerio episcopal realizó cuatro visitas pastorales a todas las parroquias y organismos diocesanos y creó el Centro de Formación Diocesana. También fortaleció instancias de diálogo y planificación pastoral como el Consejo de Presbiterio, la Vicaría de Pastoral y el Consejo de Pastoral.
Impulsó en forma sistemática la elaboración de las orientaciones pastorales diocesanas, así como los Directorios de Pastoral Sacramental, de Comunidades, de Acción Fraterna y de los Consejos Parroquiales y Económicos.
En 1988 y 1989 encabezó la Gran Misión en los sectores urbanos, rurales y ambientales de la Diócesis, dando un gran impulso a la revitalización de la Iglesia.
También creó las parroquias San Juan de Dios, Buen Pastor y Quiriquina; e impulsó la creación del Santuario de Santa Teresita de Los Andes y de varios colegios católicos diocesanos.