Alrededor de 200 católicos participaron de una vigilia de oración con el rezo del Santo Rosario en las afueras de un club de heavy metal en el centro de Ottawa, la capital de Canadá, mientras se realizaba una misa satánica negra.

El acto blasfemo fue organizado por el Templo Satánico de Ottawa el 17 de agosto en el club nocturno The Koven, al que asistieron cerca de 50 personas.

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BC Catholic, el diario oficial de la Arquidiócesis de Vancouver, informó que mientras se realizaba el evento, un grupo de católicos asistió a una Misa de reparación y a una posterior jornada de adoración en la Basílica Catedral de Nuestra Señora (conocida en inglés como Notre-Dame Cathedral Basilica), mientras que otros 200 se formaron en el lado opuesto de la calle y rodearon la cuadra del club nocturno para dar inicio a la vigilia.

La Misa de reparación fue celebrada por el Arzobispo de Ottawa, Mons. Terrence Prendergast, quien fue acompañado por su Obispo Auxiliar, Mons. Christian Riesbeck, y varios sacerdotes. Se informó que varias parroquias de Ottawa también celebraron Misas y jornadas de adoración en reparación.

Durante la Misa de desagravio, Mons. Prendergast explicó que "aunque Cristo ganó la batalla definitiva contra el pecado y el mal, todavía estamos involucrados en las operaciones de limpieza. Todavía hay escaramuzas y brotes de violencia contra la Novia de Cristo, la Iglesia".

"Es una escaramuza que está sucediendo en nuestra ciudad de Ottawa en estos días, simbolizada por la alteración satánica de las verdades de nuestra fe en esta noche, ya que unas 50 personas renuncian a Dios y eligen a Satanás como el símbolo para guiar su incredulidad y rebeldía de espíritu. Oramos por ellos y hoy reparamos las blasfemias pronunciadas contra Dios", dijo el Prelado.

Nicholas Marc, coordinador nacional del Templo Satánico en Canadá y organizador del evento, dijo a Global News que creía que se trata de "la primera misa negra organizada en la historia de Canadá" y que implicaría "el uso de símbolos tradicionales e invertirlos para crear un ritual que pretende ser lo contrario de la misa tradicional".

Mons. Prendergast clamó por el "respeto a la creencia central de los cristianos, como es de esperar que se muestre respeto a la torá judía, al corán musulmán y a los objetos sagrados de otras religiones".

"Tal ritual envía el mensaje equivocado de que somos tolerantes con lo que en realidad es un discurso de odio", aseguró.

El Arzobispo de Ottawa dijo que le aconsejaron no decir nada sobre la misa negra, porque los organizadores "simplemente buscan publicidad". Sin embargo, prefirió preocuparse por su "propia gente, que se sorprendería al pensar que este asunto fue publicitado y no hicimos nada al respecto".

"Oramos por ellos y hoy reparamos las blasfemias pronunciadas contra Dios en nuestro medio", acotó Mons. Prendergast.

John Pacheco, quien ayudó a reunir a la gente para orar fuera del club nocturno, comentó en el blog católico socon.ca que "nuestra cultura esencialmente ya está viviendo mentiras satánicas" y no porque se "esté anunciando algo que aún no existe en nuestra cultura", sino porque "la supremacía de la voluntad humana y la completa permisividad (disfrazada de libertad), y una mentalidad atea, ya dominan nuestro discurso público e instituciones".

"Si hay una explosión de estos templos satánicos, es solo porque el campo de juego ya ha sido finamente preparado para que los reciban", dijo Pacheco, describiendo la anticoncepción, el aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo, la pornografía y la eutanasia entre los "sacramentos" del orden satánico.

"Tenemos nuestros sacramentos y también el otro lado", señaló, y advirtió que no practicar los sacramentos cristianos es permitir que "se elijan los sacramentos del otro lado".

Por su parte, Michael Dopp, un padre de familia y evangelizador laico de Ottawa, recordó que la gracia sobrepasa al mal.

Dopp dijo que los participantes en la misa negra eran aparentemente "gente común con trabajos ordinarios", pero que servían de "tontos útiles para el maligno".

"Me pareció que debía de haber una herida profunda y una mentira que los llevó a esto. Estaban jugando con fuego (y siendo quemados) y no lo sabían", concluyó.