En un video publicado en su canal de YouTube Teología para Millenials, el P. Mario Arroyo, doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad de la Santa Cruz en Roma, se pronunció sobre la existencia del infierno y del demonio.
El sacerdote mexicano, que actualmente ejerce la docencia en la Universidad Panamericana de Ciudad de México, señaló que lamentablemente ha llegado a ver "propaganda que dice: 'Hablar del infierno a los niños es abuso infantil'".
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"Otras personas, incluso autoridades eclesiásticas, dicen 'no, el infierno es una cuestión metafórica, una imagen del mal, genérica, que se utilizaba en las culturas antiguas'".
Sin embargo, precisó que "desde una perspectiva de fe" y con base en el Catecismo de la Iglesia Católica, "existe el infierno".
El sacerdote subrayó que el Papa Francisco ha sido claro al "hablar de que el demonio es una entidad real, no es una cuestión genérica y por lo tanto que hay un infierno".
Jesús en el Evangelio "muchísimas veces habla de la Gehenna, habla de un castigo, habla de retribución por las cosas buenas que hacemos o por las malas. Habla del llanto y del rechinar de dientes. En el juicio final habla de separar las ovejas de los cabritos, ir al infierno preparado por el demonio y sus ángeles", señaló.
"Si uno toma los textos del Nuevo Testamento, las palabras de Jesús, lo que dice San Pablo, lo que dice el Apocalipsis, más todo el Antiguo Testamento, no se entiende cómo no se pueda aceptar, desde una perspectiva de fe, que exista el infierno y que exista el demonio".
"Aunque no nos guste, aunque sea una realidad incomoda. Y ciertamente tiene su carácter de misterio, no lo voy a negar", dijo.
El P. Arroyo señaló además que a lo dicho por Jesús en el Evangelio y a los otros textos de la Biblia, "se unen revelaciones particulares que tienen bastante peso. Pienso en los pastorcitos de Fátima: Lucía vio el infierno y lo describe".
"Ha habido muchos santos o personas con alguna revelación particular que son atendibles que lo han visto", indicó.
El sacerdote mexicano dijo que "ha habido teólogos, como por ejemplo Urs von Balthasar, que dicen 'bueno, sabemos que existe el infierno pero podemos esperar que está vacío'. Sería maravilloso, es lícito esperarlo. Sin embargo, repito, por las revelaciones particulares no da la impresión de que esté sin estrenar".
El doctor en Filosofía subrayó sin embargo que "la pastoral no debe hacer un énfasis como excesivo en la realidad del infierno, porque nos debe mover es más el amor a Dios y el mejorar como personas que el temor al castigo".
"Sin embargo, el infierno es como una última ancla: es decir, cuando a alguien ya no le importa, cuando tiene una vida totalmente desordenada a veces le ayuda: 'oye, acuérdate que hay infierno, que no todo se agota en esta vida, que esta vida es breve y se nos va entre las manos, que uno cierra los ojos y ya pasaron 20 años'".
Si bien Dios es "infinitamente misericordioso", señaló luego, "teológicamente se dice que no es que Dios me condene, sino que uno entiende al momento de la muerte que ha elegido su vida rechazar a Dios".
"El misterio del infierno es correlativo al misterio de la libertad. Dios nos ha creado libres", precisó.
"Si al final nos diera lo mismo a todos, es decir, si tú eres la Madre Teresa de Calcuta o eres Joseph Stalin o Hitler y te voy a dar lo mismo, nuestra libertad en último término sería una pantomima. Sería: hagas lo que hagas, lo mismo para todos".
"Y no, Dios se toma nuestra libertad en serio. Dios, que entregó a su propio hijo y que derramó hasta la última gota de sangre por salvar al último de los hombres, respeta esa libertad. Y si una persona conscientemente rechaza la oferta del amor de Dios, Dios no lo va a obligar", explicó.