Durante la Audiencia General celebrada este miércoles 21 de agosto en el Aula Pablo VI del Vaticano, una niña con una enfermedad subió de forma espontánea las gradas desde donde estaba hablando el Papa Francisco e interrumpió su catequesis.
El Papa estaba explicando la nueva modalidad de relación entre los discípulos de Cristo fruto de la comunión de la comunidad cristiana, cuando la niña se acercó primero a un Guardia Suizo y, después, al propio Santo Padre para estrecharle la mano.
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El Papa, lejos de sorprenderse, hizo un gesto a los responsables de seguridad para que no le impidieran estar allí, y, a continuación, insistió: "Déjala tranquila. Dios habla por medio de los niños. Déjala, déjala". Esas palabras provocaron el aplauso generalizado de todos los presentes en el Aula.
Así, la pequeña se quedó corriendo y jugando delante del Papa durante toda la catequesis, quien, ocasionalmente, la miraba de reojo por la imprevisibilidad de la niña.
Sólo cuando finalizó la catequesis, antes de los saludos por idiomas de los fieles presentes en el Aula, la responsable de la niña consiguió convencerla de que bajara de las gradas, aunque, posteriormente, intentó volver a subir sin conseguirlo.
Al finalizar la Audiencia, antes de despedirse de los fieles, el Papa quiso hacer una reflexión sobre el incidente. "Todos hemos visto a esta niña tan guapa, es guapa porque es guapa. Y pobre, víctima de una enfermedad y no sabe lo que hace. Yo pregunto, y que cada uno responda en su corazón: ¿he rezado por ella al verla? ¿He rezado para que el Señor la sane y cuide? ¿He rezado por sus padres y por su familia?".
"Siempre, cuando vemos a una persona que sufre, debemos rezar. Que esta situación nos ayude siempre a hacernos esta pregunta: ¿He rezado por esa persona que he visto, que se ve que sufre?".