El Arzobispo de Niteroi, en Río de Janeiro (Brasil), Mons. José Francisco Rezende Dias, expresó su solidaridad con las personas que fueron víctimas del secuestro de un bus en la mañana de este martes, que terminó con la muerte del secuestrador, y exhortó a buscar "el refugio en Dios".
"Hoy, 20 de agosto, la mañana comenzó con un hecho lamentable y triste que impactó a todos los ciudadanos de bien, en su mayoría trabajadores, con el secuestro, en el puente Río-Niteroi, del ómnibus que partió del municipio de São Gonçalo en dirección a Río de Janeiro", señaló el Prelado.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
El secuestro ocurrió aproximadamente a las 5:30 a.m. (hora local) en el puente que une ambas ciudades, provocando un gran congestionamiento.
En el bus había unas 37 personas. El secuestrador fue identificado como William Augusto da Silva, de 20 años, llevaba recipientes con gasolina y amenazó con incendiar el vehículo.
Durante la mañana algunos rehenes fueron liberados y a las 9:04 a.m. un francotirador de la policía de élite disparó contra el secuestrador, dejándolo gravemente herido. Fue llevado al Hospital Souza Aguiar, sin embargo llegó sin vida.
En su comunicado, Mons. Rezende expresó "nuestra comunión y solidaridad con el sufrimiento de los 37 pasajeros que fueron tomados como rehenes, así como nuestra oración por el eterno descanso del secuestrador".
"En momentos tan trágicos es importante que busquemos refugio en Dios a través de la oración e invoquemos su misericordia. Confiando en Dios misericordioso que se inclina ante nuestra miseria, le pedimos su protección en estos tiempos difíciles de violencia y también pedimos que nos ayude a ser testimonios de paz, porque la violencia no es de Dios", agregó.
El Prelado señaló que "todos nosotros, las autoridades y el pueblo, somos responsables de la construcción de la paz. Los instrumentos de violencia y muerte deben transformarse en instrumentos de mejores condiciones de vida para todos. Por eso proclamamos con Jesús: Bienaventurados los que promueven la paz, porque serán llamados hijos de Dios".
"Creemos en el Dios revelado por Jesucristo. ¡Él es el Dios de la vida y la paz! Con palabras y gestos, Jesús anunció el Reino de Dios, se paró firmemente ante personas y estructuras marcadas por la violencia, y por eso sufrió la muerte de la cruz. Dando su vida libremente, denunció todo y a todos los que promueven la muerte. Creemos que el Padre le dio la victoria. Y Él, el Señor de la Paz, nos ha dado el mayor regalo de su resurrección: el Espíritu Santo que da vida en los corazones y en el mundo".
Finalmente, alentó a volver a Dios "para que nos muestre sus caminos, y para que podamos caminar en sus caminos".
Traducido y adaptado por Eduardo Berdejo. Publicado originalmente en ACI Digital.