Mons. Javier Del Río Alba, Arzobispo de Arequipa al sur del Perú, alentó a erradicar de la sociedad los insultos y a promover el diálogo.
En un artículo titulado "Lanzas y flechas", Mons. Del Río Alba lamentó que "las redes sociales se han convertido para muchos en un territorio de violencia en el que se fomentan prejuicios y odios, se destruye la reputación de las personas y se obstaculiza la sana confrontación de las diferencias".
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
Sin embargo, precisó, los insultos no son "un monopolio del mundo digital ni del siglo XXI. Ya Jesucristo se refirió a ellos cuando, predicando sobre el quinto mandamiento, 'no matarás', dijo que también el que insulta a otro viola ese mandamiento".
"Explicando esas palabras del Evangelio, el Papa ha dicho que eso se debe a que el insulto no termina en sí mismo sino que es el primer paso de un camino que conduce a descalificar al otro y a apartarlo de la sociedad", expresó.
El Prelado peruano subrayó que "el insulto es muy peligroso porque viola el derecho de toda persona a ser respetado y mata su futuro".
"Por eso con bastante frecuencia el Papa nos exhorta a no hablar mal de las personas, a no difamar ni mucho menos calumniar a los demás, y ha llegado a calificar a esas acciones como actos de terrorismo", dijo.
Mons. Del Río Alba indicó luego que "el sufrimiento de quien se ve insultado, difamado y calumniado lo expresa bien el salmista cuando dice: 'Estoy como echado entre leones, devoradores de hombres; sus dientes son lanzas y flechas, su lengua es una espada afilada'".
"El daño que ocasiona un insulto puede ser tan grande, que resulta lamentable la facilidad con la que se recurre a él en discusiones de todo tipo, sea en la vía pública cuando el tráfico se pone insoportable, sea en las redes sociales o ciertos programas de radio y televisión, o incluso en discusiones familiares o de tinte político".
"Mientras el insulto y la descalificación gratuita dañan a la víctima y al mismo agresor, el diálogo y el respeto mutuo hacen posible que todos crezcamos como personas y que en la sociedad se implante un clima de paz", señaló.
Al finalizar, el Arzobispo peruano señaló que "sería bueno que examinemos el modo en que nos expresamos y nos propongamos no sólo erradicar de nuestros labios todo insulto sino también no prestar oídos a quienes insultan a los demás".
"Aun más, como escribió el apóstol San Pedro: "no devuelvan mal por mal, ni insulto por insulto…busquen la paz y corran tras ella'", expresó.