A 90 años del fin de la Guerra Cristera, un levantamiento armado de los fieles católicos mexicanos contra las represiones que impuso el gobierno al culto, ¿cuánto ha avanzado la libertad religiosa en México?
Entrevistado por ACI Prensa, el secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Mons. Alfonso Miranda, destacó que si bien se ha avanzado en los últimos 27 años, "todavía falta camino por recorrer".
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Las tensiones entre Iglesia y Estado que detonaron la Guerra Cristera se remontan a mediados del siglo XIX, cuando el Gobierno de Benito Juárez, con las Leyes de Reforma, retiró propiedades a la Iglesia Católica en México.
El conflicto se agravaría con la Constitución de 1917, que desconocía una serie de derechos de la Iglesia, como su personalidad jurídica, restringía el culto público y limitaba el número de sacerdotes, entre otras medidas. Cuando Plutarco Elías Calles llega al poder, promulga la Ley de tolerancia de cultos, conocida como "Ley Calles", para hacer efectivos los artículos constitucionales contra la Iglesia.
Así, los sacerdotes estaban prohibidos incluso de vestir traje talar en las calles, se suprimieron las congregaciones religiosas y la enseñanza de religión en las escuelas.
La intransigencia de Calles llevó a la Iglesia a suspender el culto en los templos el 31 de julio de 1926. Este sería el factor determinante para que en diversas ciudades del país, de forma espontánea y sin una organización central, los pobladores se levantaran en armas contra el gobierno mexicano.
La Guerra Cristera concluyó oficialmente el 21 de junio de 1929 con la firma de los acuerdos entre el Arzobispo mexicano Leopoldo Ruiz y Flores, como delegado apostólico del Papa Pío XI, y el entonces presidente del país, Emilio Portes Gil.
No sería hasta 1992 que se reformó la Constitución de México y se promulgó la Ley de asociaciones religiosas y culto público, dándole personalidad jurídica a la Iglesia en el país. Sin embargo, la Iglesia Católica tiene aún restricciones importantes, como la prohibición de poseer canales de televisión.
Para Mons. Miranda, tras la "primera reforma" de 1992, "hoy, a 27 años de esos cambios constitucionales es necesaria una puesta al día, una actualización en la Constitución y, especialmente, en las leyes secundarias de libertad religiosa, que no se han avanzado".
"Sí hemos ofrecido propuestas de reforma, de actualización, de acuerdo a las leyes internacionales, entendidas en el nivel más alto de cooperación para el bien de la nación, con todo el respeto a las instituciones, a las leyes mexicanas", señaló.
La Iglesia, añadió, es "un actor importantísimo en el país que aporta, que favorece, tanto la democracia como la libertad de conciencia, la libertad de pensamiento, la libertad de expresión, la libertad de la educación de los papás a los hijos".
Por eso, continuó el secretario general de la CEM, buscan que se proteja "todo aquello que favorezca el derecho irreductible que tiene el ser humano para creer, para profesar su fe y para pensar en la trascendencia espiritual".
Mons. Miranda indicó que la Iglesia Católica en México está trabajando a través de diversos convenios con el Estado, buscando "una colaboración madura, positiva que favorezca a la nación. No privilegios para nadie".