Durante una reciente reunión con representantes de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), el Administrador Apostólico de Caracas y Arzobispo de Mérida, Cardenal Baltazar Porras, dijo que la Iglesia es perseguida en medio de la crisis social, política y económica que se vive en Venezuela.
El Cardenal señaló que la Iglesia en Venezuela no ha dejado de ser perseguida por su postura firme frente a la crisis, y puso como ejemplo las restricciones que existen contra los centros educativos católicos. "Parece que se busca poner trabas para que sea la propia Iglesia la que cierre sus colegios", dijo.
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Asimismo, indicó que las parroquias son atacadas por el gobierno a través de "los consejos comunales y de los grupos progubernamentales llamados 'colectivos'".
"Por ejemplo, en Caracas, en las zonas populares, los colectivos están en las puertas de las parroquias y oyen lo que dice el sacerdote en la homilía, si no les gusta comienzan las amenazas", denunció.
De igual manera, el Purpurado denunció que durante varios años la Iglesia ha sufrido presiones de manera "sutil", así como también "amenazas verbales y acoso a las obras de carácter social como Cáritas".
En ese sentido, destacó que la Iglesia es la "única institución que permanece incólume", a pesar de que diferentes instituciones públicas y privadas ya han sido destruidas por el régimen de Nicolás Maduro.
"Esto es gracias a la cercanía con la gente, y a nuestra presencia en todos los ámbitos. Además, la Iglesia ha tenido la valentía de señalar los defectos de este régimen", afirmó.
De acuerdo con el Cardenal Porras, es el actual gobierno el responsable de la crisis en el país, donde "ha generado una conflictividad social que va en crecimiento". A ello se suma el éxodo masivo de venezolanos, "algo jamás conocido aquí antes".
"La gente se va por su situación económica, por sus ideas políticas, otros por el acoso que existe en el país, cuyo aparato económico está prácticamente destruido", aseveró. Además, recordó que no existe seguridad jurídica, y que por el contrario, hay "una carencia de empleo y asistencia sanitaria", que impide el sustento de la familia. "Los especialistas califican todo esto como economía de guerra", explicó.
En otro momento, representantes de ACN preguntaron al Cardenal cómo sería la situación si la Iglesia Católica no tuviera presencia en Venezuela.
"La situación sería peor y se agravaría para muchas personas", enfatizó el Purpurado, quien lamenta ver cómo el fenómeno de la emigración ha afectado a la familia y su entorno.
"Los que nos quedamos sentimos la falta de la compañía y sufrimos también porque muchos de los que han salido no lo están pasando bien. Venezuela se está convirtiendo un problema geopolítico que afecta a otros países. Hay ya 4 millones de venezolanos fuera del país, 1,5 en Colombia, 700.000 en Perú, 400.000 en Chile, 500.000 en Florida -se dice que la mitad indocumentados- y otros muchos en otros países de América y Europa. Es tristísimo", expresó.