En Australia 13 personas que quedaron tetrapléjicas tras caídas, accidentes deportivos o de tránsito, recuperaron la movilidad de brazos y manos gracias a una cirugía reconstructiva pionera en la transferencia de tendones y nervios.
La cirugía fue dirigida hace dos años por Natasha van Zyl, del Departamento de Cirugía Plástica y Reconstructiva del Hospital Austin Health de Melbourne (Australia), para pacientes que tenían una lesión en la médula espinal al nivel de las vértebras cervicales C5 y C7.
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Dos años después de la operación, con una intensa rehabilitación, estas personas ahora son capaces de realizar movimientos cotidianos como manipular objetos; algo impensable para el tipo de diagnóstico.
"Extender el codo le permite empujar una silla de ruedas mejor, le ayuda a entrar y salir de un automóvil, estirarse, hacer algo frente a usted, darle la mano a alguien", indicó la especialista al medio The Guardian.
Por su parte, la doctora Ida Fox de la Universidad de Washington (Estados Unidos) escribió que las "células madre y las neuroprótesis podrían cambiar el panorama de la medicina regenerativa en el futuro", pero "por ahora, las transferencias de nervios son una forma rentable de aprovechar la capacidad innata del cuerpo para restablecer el movimiento en una extremidad paralizada".
Esta noticia se da a conocer apenas dos días después de que el jefe del equipo médico que atiende a Vincent Lambert, un francés que quedó tetrapléjico luego de un accidente de moto en el año 2008, confirmó a sus familiares, vía correo electrónico, que se desconectaron las máquinas de alimentación e hidratación que lo mantienen con vida.
Los padres de Vincent, Pierre y Viviane, han luchado ante los tribunales franceses desde el año 2013 para mantenerlo con vida; en cambio, su esposa Rachel –apoyada por los hermanos de Vincent– pedían que se le desconecten los soportes vitales.
El caso de Vincent Lambert ha movido a toda Francia y a gente en todo el mundo; pero también es usado por grupos promotores de la eutanasia.
Hasta el momento no se conoce su actual estado de salud, luego de tres días sin alimentación e hidratación.
El 22 de mayo del 2019 el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, y la Pontificia Academia para la Vida se pronunciaron sobre el caso de Vincent Lambert y advirtieron que desconectar los soportes vitales es una "expresión de la cultura del descarte que selecciona a las personas más frágiles e indefensas".
En un comunicado subrayaron que "la continuidad de la asistencia es un deber ineludible" y que "la suspensión del tratamiento representa, más bien, una forma de abandono del enfermo, fundamentada en un juicio despiadado sobre la calidad de la vida".