Según varios testigos, Jason Paul Marshall, el seminarista que falleció el domingo 23 junio en un accidente de autobús, habría dado su vida para salvar a los jóvenes de un grupo de pastoral católico que viajaba con él desde Nuevo México hasta la Colorado (Estados Unidos).
En el accidente también falleció el chofer del autobús Anthony Padilla de 22 años. Otras 13 personas sobrevivieron y fueron tratadas en los hospitales locales.
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Según testigos y la familia del seminarista de 53 años, este último intentó recuperar el control del autobús luego de que el chofer empezó a sufrir un problema médico.
"Vio al conductor en apuros, agarró el volante e impidió que el autobús se volteara", dijo el hermano de Marshall, Jeff, al diario Staten Island Live.
Es probable que la rapidez mental y la acción desinteresada del seminarista de la Arquidiócesis de Santa Fe sea la razón por la que se salvaron las vidas de los otros 13 pasajeros, incluidos 10 adolescentes.
"Un autobús tan grande y tan pesado que generaba tal cantidad de movimiento pudo haber ocasionado un absoluto desastre. Pudo haber sido tan horrible", dijo el P. Rob Yaksich, sacerdote de la Arquidiócesis de Santa Fe a la filial local de ABC, KOAT.
La idea de que Jason Marshall haya sacrificado su vida para salvar a otros no es una sorpresa para sus amigos y familiares.
"Jason nunca se alejó de ningún tipo de incidente si es que podía ayudar", dijo la madre de Marshall, Diane, al Staten Island Live.
También habló sobre su calidad humana Matthew Gubenski, seminarista y amigo de Jason en el Pontifical College Josephinum en Columbus, Ohio.
En entrevista con CNA –agencia en inglés del Grupo ACI– Matthew señaló que Jason, a pesar de ser mayor que la mayoría de los seminaristas, no solo era uno de los mejores atletas y era valorado por ser uno de los encargados del área de cocina, sino que siempre lograba que las personas se sintieran escuchadas y amadas.
"Una cosa me ha golpeado desde (el accidente). Sabía que (Jason) era bueno hablando con la gente, pero no había notado la cercanía que tenía con todos (…). Siempre estuvo listo para escuchar y realmente inspirarte, y ayudarte de cualquier manera que necesites. Y no me di cuenta de que había hecho eso por tanta gente", señaló.
Matthew recordó que Jason siempre resaltaba la necesidad de que los sacerdotes sean buenos hombres.
"¡Los sacerdotes deben ser hombres! Tienen que estar listos, tienen que ser pastores y tienen que estar listos para ponerse de pie y, potencialmente, dar su vida", dijo, recordando las palabras de su amigo.
Cuando Matthew escuchó que Jason había dado su vida para salvar otras, pensó: "Ese era exactamente. Hizo lo que había estado hablando todo el año".
El accidente acercó a los seminaristas, ahora se comunican con más frecuencia y recuerdan a Jason con Misas y oraciones, relata Matthew.
Además tratan de emular lo que amaban de Marshall en sus propias vidas, incluido su amor por las personas y por el Señor. Matthew dijo que su amigo solía ser la primera persona en la capilla y la última en irse.
Al impartir la catequesis esta semana, Matthew señaló que unos niños le preguntaron cuándo debían comenzar a discernir la voluntad de Dios en sus vidas.
"Y yo dije: 'En este momento. Tienes que preguntarle a Dios en este momento, ¿qué es lo que quieres de mí? Tienes que intentar crecer en virtud ahora mismo'. Y Jason hizo todas esas cosas", añadió.
La Arquidiócesis de Sante Fe celebró una Misa en memoria de Jason el 26 de junio. La causa precisa del accidente de autobús todavía está bajo investigación.
Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en CNA.