En un encuentro con el Apostolado del Mar "Stella Maris" en el Vaticano, el Papa Francisco enfatizó la importancia de la misericordia y otorgó a los capellanes de marinos y pescadores las mismas licencias que tuvieron los Misioneros de la Misericordia durante el Año Santo de 2016.
El Encuentro para Capellanes y Voluntarios del Apostolado del Mar "Stella Maris" se realizó el jueves 27 en la Sala Clementina del Vaticano. Según lo establecido por el Santo Padre, estos capellanes podrán perdonar los pecados reservados a Sede Apostólica y predicarán de manera especial el perdón y el amor de Dios.
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"Me gustaría decir una palabra sobre la paz del corazón. Muchos marineros se acercan a capellanes y sacerdotes con problemas de conciencia que los hacen sufrir mucho, problemas que nunca han tenido la oportunidad de mencionar en esas circunstancias, tan lejos de casa, lejos de su tierra natal", dijo el Papa a los participantes del encuentro.
Aseguró que "el diálogo con un capellán puede abrir nuevos horizontes de esperanza, y por tal motivo, "para favorecer esa misericordia, concedo a todos los capellanes de los marineros las mismas licencias que he dado a los misioneros de la misericordia".
"Así podrán ayudar dar la paz en muchos corazones", dijo el Pontífice
El Papa Francisco también resaltó la importancia de la industria marítima y, por ende, de los capellanes que ministran a los marinos.
"Sin marineros, la economía global se paralizaría; y sin pescadores, muchas partes del mundo morirían de hambre. Les pido que transmitan mi estima y aliento a los marineros y pescadores con los que se encuentran, muchos de los cuales trabajan por largos períodos de tiempo, a miles de millas de su tierra natal y sus familias", dijo.
El Papa señaló que además del aislamiento y la distancia, los marineros y pescadores pueden enfrentar la injusticia, tráfico de personas, trabajo forzado y piratería.
"Como capellanes y voluntarios de Stella Maris, se les ha encomendado la misión de presencia, llevando la Buena Nueva del Señor Jesús al complejo y variado mundo de la navegación", dijo a la audiencia.
También sostuvo que sus visitas diarias a los barcos les permiten "conocer a la gente del mar en su realidad concreta, a veces serena, a veces inquieta, a veces angustiosa".
"Entonces, con compasión y discreción, denles la oportunidad de abrir sus corazones, y esto es lo primero, algo muy valioso, especialmente para las personas que tienen muy pocas oportunidades de hacerlo (…). A través de su servicio usted puede ayudar a restaurar el sentido de dignidad de estas personas", añadió.
Finalmente, el Papa Francisco dijo que los esfuerzos de la capellanía pueden ayudar a los marineros "a no rendirse ante una vida que es precaria y en ocasiones está marcada por la explotación".
"Su presencia en los puertos, grandes y pequeños, ya es un signo de la paternidad de Dios y el hecho de que, a sus ojos, todos somos hijos, hermanos y hermanas unos de otros", concluyó.