El Papa Francisco afirmó este 4 de junio que la injusticia y la falta de oportunidades, especialmente para los más pobres y vulnerables, es una forma silenciosa de violencia.
"La injusticia y la falta de oportunidades tangibles y concretas detrás de tanto análisis incapaz de ponerse en los pies del otro –y no digo zapatos, porque en muchos casos esas personas no tienen–, es también una forma de generar violencia: silenciosa, pero violencia al fin", dijo el Santo Padre este martes 4 de junio en la Cumbre Panamericana de Jueces, promovida por la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales, que comenzó ayer en el Vaticano bajo el lema "Derechos Sociales y Doctrina Franciscana".
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El Papa Francisco resaltó en su intervención el deseo que tiene para que se pueda "garantizar que la justicia, y especialmente la justicia social, pueda llegar a todos".
El Pontífice dijo a los jueces presentes que su misión "les pide consagrarse al servicio de la justicia y del bien común con el llamado constante a que los derechos de las personas y especialmente de los más vulnerables sean respetados y garantizados. De esta manera, ustedes ayudan a que los Estados no renuncien a su más excelsa y primaria función: hacerse cargo del bien común de su pueblo".
Tras alentar a trabajar para superar la exclusión, la segregación y la inequidad, el Papa Francisco explicó que vivimos "un tiempo de crisis –de riesgos, peligros y oportunidades– en la que se verifica una paradoja: por un lado, un fenomenal desarrollo normativo, por otro un deterioro en el goce efectivo de los derechos consagrados globalmente".
"Es más, cada vez, y con mayor frecuencia, las sociedades adoptan formas anómicas de hecho, sobre todo en relación a las leyes que regulan los derechos sociales, y lo hacen con diversos argumentos: carencias presupuestarias, imposibilidad de generalizar beneficios o el carácter programático más que operativo de los mismos".
El Santo Padre lamentó luego que actualmente "se levantan voces, especialmente de algunos 'doctrinarios', que tratan de 'explicar' que los derechos sociales ya son 'viejos', están pasados de moda y no tienen nada que aportar a nuestras sociedades. De este modo confirman políticas económicas y sociales que llevan a nuestros pueblos a la aceptación y justificación de la desigualdad e indignidad".
Francisco dijo también que la injusticia social ha quedado "naturalizada y, por tanto, invisibilizada que solo recordamos o reconocemos cuando 'algunos hacen ruido en las calles' y son rápidamente catalogados como peligrosos o molestos, termina por silenciar una historia de postergaciones y olvidos".
"No hay democracia con hambre, ni desarrollo con pobreza, ni justicia en la inequidad. Cuántas veces la igualdad nominal de muchas de nuestras declaraciones y acciones no hace más que esconder y reproducir una desigualdad real y subyacente y devela que se está ante un posible orden ficcional", continuó.
El Santo Padre destacó luego la importancia de que "las personas que lleguen a sus escritorios y mesas de trabajo sientan que ustedes han llegado antes a ellos, los conocen y los comprenden en su situación particular, pero especialmente reconociéndolos en su plena ciudadanía y en su potencial ser agentes de cambio y transformación".
El Papa Francisco animó a formar a los operadores jurídicos desde el inicio con el contacto real con las realidades a las que servirán, para generar "una cultura del encuentro".
El Pontífice denunció también al "lawfare" o la llamada "guerra jurídica" que busca dañar a un oponente o paralizarlo. Además de poner en riesgo la democracia, dijo el Papa, "generalmente es utilizado para minar los procesos políticos emergentes y propender a la violación sistemática de los derechos sociales".
"Para garantizar la calidad institucional de los Estados es fundamental detectar y neutralizar este tipo de prácticas que resultan de la impropia actividad judicial en combinación con operaciones multimediáticas paralelas", continuó.
El Papa Francisco alertó luego a los jueces ante la posibilidad de que "en no pocos casos, la defensa o priorización de los derechos sociales sobre otros tipos de intereses, los llevará a enfrentarse no solo con un sistema injusto sino también con un poderoso sistema comunicacional del poder, que distorsionará frecuentemente el alcance de sus decisiones, pondrá en duda hasta su honestidad y también su probidad".
"Es una batalla asimétrica y erosiva en la que para vencer hay que mantener no solo la fortaleza sino también la creatividad y una adecuada elasticidad. ¡Cuántas veces los jueces y juezas se enfrentan en soledad a las murallas de la difamación y del oprobio! Cuando no de la calumnia", continuó.
Para concluir, el Papa Francisco dijo que los jueces son "poetas sociales" cuando "no tienen miedo 'a ser protagonistas en la transformación del sistema judicial basado en el valor, en la justicia y en la primacía de la dignidad de la persona humana' sobre cualquier otro tipo de interés o justificación".