El P. Eugenio Alliata es un arqueólogo franciscano, profesor universitario y director del Terra Sancta Museum en Jerusalén, un ambicioso proyecto que busca custodiar las raíces históricas del cristianismo.
En diálogo con el diario del Vaticano, L'Osservatore Romano (LOR), el sacerdote explica que los otros museos que existen en Jerusalén como el Museo de Israel o el Museo Rockefeller "son 'institucionales' y por ello deben cubrir todas las épocas, desde la prehistoria hasta el presente, con materiales recogidos sobre todo en las excavaciones promovidas por la Israel Antiquities Authority; y se concentran especialmente en los objetos judíos".
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En cambio, precisó, "nuestro museo privilegia el componente cristiano de la historia de Jerusalén, aunque no de modo exclusivo".
El Terra Sancta Museum comprende tres secciones. La multimedial muestra "2000 años de historia de Jerusalén, que se recorren a través de una instalación inmersiva de sonidos, luces e imágenes", explica su sitio web.
La segunda es la arqueológica, donde están los objetos evangélicos encontrados en Tierra Santa; y la tercera sección es la histórica donde se mostrará "los dones de las cortes reales europeas para Tierra Santa".
Este museo está ubicado en dos lugares de la Custodia Franciscana de Tierra Santa: el Convento de la Flagelación y el Convento de San Salvador. Por el momento, solo la sección multimedial está completamente abierta al público. Una mitad de la sección arqueológica y la sección histórica están en construcción.
Sobre los objetos que actualmente están en el Terra Sancta Museum, el sacerdote explicó que hay "vasos de piedra usados para la purificación ritual, osarios, también de piedra, en los que se guardaban, por ley, los huesos de una sola persona".
"El uso de la piedra está relacionado a las normas de pureza ritual que eran rigurosamente observadas en la época de Jesús más que en otros periodos. Encontrar un vaso de piedra significa acercarse a Cristo", indicó el arqueólogo.
También hay objetos encontrados en monasterios antiguos, especialmente en la región de Belén, y "no faltan materiales provenientes del Monte Nebo, el llamado memorial de Moisés. Y nuestro proyecto prevé una expansión con más objetos provenientes de lugares santos donde nosotros los franciscanos hemos excavado: Cafarnaún, el Monte de los Olivos, Betania y el Santo Sepulcro".
"En la sección histórico-artística se mostrarán los objetos obsequiados a nuestros santuarios por diversas casas reales europeas", algunos de los cuales "todavía son usados hoy en algunas liturgias particulares u ocasiones especiales", explicó el P. Alliata.
"Esto aumentará la importancia del museo, mostrando que se trata de objetivos vivos y no muertos", resaltó el franciscano.
En cuanto a los objetos que más valora, el sacerdote dijo que "hay varios que provienen de lugares santos, como los capiteles de Nazareth". También hay un "molde usado para hacer botellas que servían para contener el aceite que los peregrinos llevaban a casa. Fue encontrado en Jerusalén y muestra la escena del sacrificio de Isaac".
El molde también tiene la imagen del profeta Daniel en la fosa de los leones, "un símbolo para consolar a los creyentes en momentos de persecución".
El experto explicó asimismo que la idea con todos los objetos es abrir "varios museos en lugares nuevos donde hay suficientes objetos para tener una sede autónoma, como por ejemplo el Monte Tabor (en fase avanzada de preparación), en Cafarnaún y tal vez en Belén".
Amar las raíces cristianas y crecer en la fe
Al ser preguntado por LOR por la importancia de visitar el Terra Sancta Museum, el P. Alliata dijo que "el primer aspecto es el del conocimiento intelectual. Conocer mejor significa apreciar más. Luego un segundo aspecto es el afectivo: el peregrino es invitado a amar estas cosas no solo como objetos preciosos sino como cosas que hacen parte de su historia personal y comunitaria".
Un tercer aspecto es el que se basa "en el intelecto y en el amor: la fe. Esto no es simple conocimiento sino que se enriquece de aquello que la mente y el corazón pueden poseer".
El franciscano precisó asimismo que "un museo cristiano no debe solo promover el conocimiento o los afectos, sino también debe desarrollar la fe". "Valorar la memoria cristiana ayuda y sostiene la fe de los cristianos de hoy. El cristiano redescubre su historia y sus raíces y aprende a estar orgulloso del pasado mostrado por la arqueología", añadió.
El director del Terra Sancta Museum afirma finalmente que "el cristianismo hoy en Tierra Santa representa una minoría descuidada y por ello hace bien a los cristianos reconocer y recordar el esplendor de nuestro pasado".
Si desea colaborar económicamente con la construcción de lo que resta del Terra Sancta Museum, puede hacerlo AQUÍ.