El Vaticano se pronunció este martes 22 de mayo sobre el caso de Vincent Lambert al advertir que una desconexión de sus soportes vitales es una "expresión de la cultura del descarte que selecciona a las personas más frágiles e indefensas".
Vincent Lambert, de 42 años, sufrió un accidente de moto en el año 2008 y, como consecuencia, quedó tetrapléjico. Desde el año 2013, sus padres han luchado en los tribunales franceses han luchado para mantenerlo con vida en contra de la opinión de su esposa Rachel y de los hermanos de Vincent, que pedían que se le desconectara del sistema que lo mantiene con vida.
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Los médicos del Hospital Chu de Reims, Francia, donde Vincent recibe su tratamiento, decidieron retirarle la hidratación y la alimentación para dejarlo morir. Sin embargo, horas más tarde la Corte de Apelaciones de París rechazó la decisión de los médicos y ordenó que se le repongan los soportes vitales.
Ante la decisión del hospital de acabar con la hidratación y la alimentación, el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, y la Pontificia Academia para la Vida han publicado un comunicado conjunto en el que afirman que "la suspensión del tratamiento representa, más bien, una forma de abandono del enfermo, fundamentada en un juicio despiadado sobre la calidad de la vida".
Se señala también en el comunicado que la desconexión de la única fuente que mantiene con vida a Vincent es "expresión de una cultura del descarte que selecciona a las personas más frágiles e indefensas". En el comunicado se subraya, además que "la continuidad de la asistencia es un deber ineludible".
"Deseamos confirmar la grave violación de la dignidad de la persona que comporta la interrupción de la alimentación y de la hidratación. El estado vegetativo es, efectivamente, un estado patológico ciertamente grave que, a pesar de ello, no compromete en modo alguno la dignidad de las personas que se encuentran en esta condición, ni sus derechos fundamentales a la vida y a los cuidados entendidos como una continuidad de la asistencia humana básica".
Asimismo, se recuerda que "La alimentación y la hidratación constituyen una forma de cuidados esenciales proporcionados siempre al mantenimiento en vida: alimentar a un enfermo no constituye nunca una forma irrazonable de obstinación terapéutica mientras el organismo de la persona pueda absorber nutrición e hidratación a menos que no cause sufrimientos intolerables o resulte nociva para el paciente".