El Papa Francisco pidió a sacerdotes y religiosas que, cuando vean que son una comunidad pequeña, no cedan al "complejo de inferioridad" y que eviten "hacer números".
Durante el encuentro que tuvo con sacerdotes de rito bizantino, sus familias y religiosas en la Catedral del Sagrado Corazón de Jesús de Skopje, Macedonia del Norte, este martes 7 de mayo, el Santo Padre escuchó el testimonio de un sacerdote bizantino acompañado de su familia, de un sacerdote de rito latino y de una religiosa.
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Como respuesta al testimonio de la religiosa, el Papa subrayó la necesidad de no ceder "a cierto complejo de inferioridad" cuando los cristianos son pocos. Puso de ejemplo la imagen de María "que, tomando una libra de nardo puro, ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos".
"El evangelista termina describiéndonos la escena diciendo: 'La casa se llenó de la fragancia del perfume'. Tan sólo una libra de nardo fue capaz de impregnarlo todo y dejar una huella inconfundible", destacó Francisco.
En este sentido, advirtió del riesgo de hacer números: "Comenzamos a mirar cuantos somos…, y somos pocos, después vemos la cantidad de casas y obras que hay que sostener…, y son muchas… Podríamos seguir enumerando las múltiples realidades en las que experimentamos la precariedad de recursos que poseemos para llevar adelante el mandato misionero que nos fue confiado. Cuando esto sucede pareciera que el balance está siempre en números rojos".
Explicó que, aunque los números son necesarios para hacer previsiones, "nos puede llevar a la tentación de mirarnos demasiado a nosotros mismos".
"Sólo es lícito hacer números si esto nos permite ponernos en movimiento para volvernos solidarios, atentos, comprensivos y solícitos para tocar los cansancios y la precariedad en la que están sumergidos tantos hermanos nuestros y necesitados de una Unción que los levante y los cure en su esperanza".
En respuesta al testimonio del sacerdote católico, el Papa se refirió también al "carrerismo" y cómo lo que salvó al sacerdote de ese peligro fue "volver a la vocación primera, y salir a buscar al Señor resucitado allí donde se le podía encontrar".
"Dejando seguridades, saliste para caminar las calles, las plazas de esta ciudad, ahí sentiste cómo se renovaba tu vocación y tu vida; bajando a la vida cotidiana de tus hermanos para compartir y ungir con el perfume del Espíritu, tu corazón sacerdotal comenzó a latir de nuevo con mayor intensidad".
Subrayó el Santo Padre que "para renovarnos a nosotros mismos, a veces hay que dar un paso atrás y reencontrarse con el Señor, retomar la memoria de la primera llamada".
Por otro lado, el Papa también destacó "la importancia de la ternura en el ministerio presbiterial y también en el testimonio de la vida religiosa. Hay el peligro de que cuando no se vive en familia, cuando no hay la necesidad de acariciar a los hijos, el corazón se vuelva un poco tosco".
Por último, invitó a los sacerdotes y religiosas que no pierdan "la capacidad de acariciar. No perdáis la ternura ministerial ni la ternura de la consagración religiosa".