El Papa Francisco pidió a los nuevos reclutas de la Guardia Suiza ser "testigos de Cristo resucitado" al anunciar la alegría de la Pascua.
El Santo Padre lo indicó este 4 de mayo al recibir en audiencia a los 23 nuevos reclutas de la Guardia Suiza junto a sus familiares, con motivo del próximo juramento que se llevará a cabo el lunes 6 de mayo en el Patio de San Dámaso del Vaticano, fecha en la que se conmemora la muerte de 147 soldados helvéticos que defendieron al Papa durante el Saqueo de Roma en 1527.
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"A todos ustedes, queridos Guardias, renuevo mi más sincero agradecimiento por su valioso y generoso servicio al Papa y a la Iglesia", afirmó el Pontífice durante su discurso.
En esta línea, el Papa aseguró que cada día experimenta personalmente "la dedicación, el profesionalismo y el amor con el cual ejercen su servicio" por lo que les dio las gracias. "Agradezco en modo particular a sus familias, quienes han aceptado su decisión de vivir este servicio en el Vaticano y los sostienen con su afecto y su oración", expresó.
Como el juramento de este año se realiza durante el tiempo de Pascua, el Santo Padre animó a la Guardia Suiza a ser "testimonios de Cristo resucitado". "Se trata de actualizar el anuncio de la alegría de la Pascua, difundiendo la cultura de la resurrección, especialmente en aquellos contextos existenciales donde prevalecía la cultura de la muerte".
Por ello, el Papa los invitó a dirigir "una palabra de consuelo y un gesto de fraternidad, para ser testigos convincentes de Cristo resucitado, vivo y presente en todo tiempo" y, de este modo, podrán vivir "en modo fecundo su vocación cristiana, arraigada en el Bautismo, origen de la fe".
Asimismo, el Pontífice destacó a los reclutas que durante su estancia en Roma están llamados a "testimoniar su fe con alegría, de modo que las muchas personas que encuentran, especialmente en las entradas a la Ciudad del Vaticano, se sientan impresionadas favorablemente por el espíritu con que realizan su trabajo".
"A cada uno de ustedes les pido esto: asegúrense que quienes encuentran en su servicio diario -miembros de la Curia, colegas de trabajo en los diversos ámbitos del Vaticano, peregrinos o turistas- descubran también a través de ustedes el amor de Dios por cada hombre. ¡Esta es la primera misión de todo cristiano!", expresó el Papa.
En esta línea, el Santo Padre afirmó que "es necesario ser fuertes, sostenidos por la fe en Cristo, nuestro Salvador" y les pidió ser "testigos y apóstoles de renovación personal y comunitaria, porque las personas esperan de aquellos que están al servicio de la Santa Sede, dedicación total y santidad de vida, que pueden conseguir sea a través de su servicio como a través de la experiencia comunitaria".
"La realidad del cuartel enseña algunos principios éticos y espirituales, que reflejan muchos de los valores que deben perseguirse también en la vida: el diálogo, la lealtad, el equilibrio en las relaciones, la comprensión", recordó Francisco.
De este modo, el Pontífice dijo que esta experiencia les ayudará a vivir en sociedad "con la actitud correcta, reconociendo la diversidad cultural, religiosa y social como una riqueza humana y no como una amenaza, lo que es particularmente importante en un mundo que está experimentando, como nunca antes, ingentes movimientos de poblaciones y de personas en busca de seguridad y de una vida digna".
Por último, el Santo Padre encomendó a cada uno de ellos, y su servicio, a la "materna intercesión de la Virgen María" y les impartió la Bendición apostólica "en signo de afecto y de sincero agradecimiento".