Alejandro Carrara Navas es uno de los cuatro diáconos del Seminario Conciliar de Madrid (España) que será ordenado sacerdote este sábado 4 de mayo en la Catedral de Santa María la Real de la Almudena.
Alejandro tiene 47 años y toda su vida se dedicó al mundo de la banca, hasta que la muerte de su padre hizo que cambiara todo. "En 2003, a mi padre le detectaron un cáncer, y fue lo que empezó a cambiar mi vida", explicó al semanario católico Alfa y Omega.
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En un descanso de la quimioterapia que recibía su padre por el cáncer, su familia decidió visitar Roma. "Allí fue mi primer encuentro con el Señor. Mi padre me animó a confesarme en San Pedro. Lo hice y aquello fue mi punto de inflexión. Me encontré con Cristo por primera vez y me di cuenta de que Cristo me quería, me abrazaba y me amaba como era", explicó el que dentro de poco será ordenado sacerdote.
Según relató Alejandro, "el 2 de abril de 2006, un año después de morir Juan Pablo II, falleció mi padre. En ese momento me rebelé contra Dios y contra todo".
En aquella época era director de un importante banco, pero tras la pérdida de su padre se apartó de la Iglesia, hasta que participó en un Cursillo de Cristiandad.
"Fui con pocas ganas y me encontré con la cruz de Cristo, con la Iglesia y con la figura del sacerdote. Empecé a dirigirme con un sacerdote y mi vida cambió por completo", explicó.
Entonces se dio cuenta de que a pesar de que tenía todo había algo que le faltaba, por eso en la oración consideró "la posibilidad de una vocación más entregada a los demás: me planteé ser sacerdote".
Sin embargo, asegura que durante su discernimiento vocacional se asustó mucho "porque, laboralmente, a mis 40 años, me parecía muy, muy, muy complicado, así que comencé a huir de la vocación… Pero, por dentro, sentía un vacío que no se llenaba".
Poco a poco, en secreto y acompañado por un sacerdote, Alejandro Carrara comenzó el curso introductorio en el Seminario de Madrid.
Algo que asegura que le ayudó muchísimo a tomar la decisión definitiva. "En unos ejercicios espirituales de Semana Santa, estando muy revuelto porque estaba muy aferrado al mundo material, me dije que no podía ir así, que tenía que dar una oportunidad a esto y que fuera lo que Dios quisiera", declaró.
Y aquello fue decisivo porque después de esos ejercicios espirituales, "el 16 de septiembre de 2012 entró en el seminario, "y desde entonces, hasta hoy".
"A veces puede ser duro decirlo, pero la enfermedad de mi padre a mí me salvó de vivir en un mundo egoísta, mirando para mí, y no sé qué me habría deparado la vida si yo hubiese seguido ese camino… Pero la enfermedad y la muerte de mi padre me acercaron a Dios", aseguró .
Ante su próxima ordenación sacerdotal, asegura que "a veces uno tiene la tentación de tirar la toalla, pero lo que yo vivo es un regalo inmerecido del que no me siento digno. Yo no me veo capaz de todo lo que se me viene encima ahora. Sin embargo, me fío de la Iglesia que me ha dicho que sí, y me fío del Señor, que es quien que me va a llevar de la mano".