Hace más de 10 años Sarah Wickline Hull fue diagnosticada con cáncer durante su embarazo, y pese a que los médicos la presionaron para que se realizara un aborto, prefirió arriesgar su vida antes que perder a su pequeña hija. Hoy más que nunca, agradece esa decisión.
Sarah, de 40 años, ya no tiene cáncer y su hija es una niña feliz y saludable de 10 años. Actualmente vive junto a su esposo Patrick Hull y sus dos hijas en Luisiana (Estados Unidos).
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
En entrevista con ACI Prensa, Sarah contó que padeció de "linfoma anaplásico de células grandes", un tipo de linfoma no Hodgkin poco frecuente y agresivo, que afecta a los ganglios linfáticos y regiones extraganglionares como huesos, médula ósea, tejido subcutáneo, pulmones, bazo e hígado.
"Yo estaba embarazada y no podía respirar. Se pensó que era bronquitis o neumonía, pero terminó siendo un linfoma no Hodgkin. No podía creerlo porque era mi primer hijo. Estaba muy asustada, por mí y por mi bebé", dijo.
Sarah cuenta que es conversa al catolicismo y que su fe la ayudó a salir adelante y afrontar los momentos más difíciles.
"Me convertí en 2007 y a mí me diagnosticaron cáncer en 2008. Si no hubiera tenido fe no sé cómo hubiera logrado atravesar todo esto, especialmente por la enseñanza de la Iglesia sobre el sufrimiento: el saber ofrecerlo por otros", explicó.
En enero de 2019 la mamá católica decidió compartir su historia al mundo a través de Facebook, cuando el debate sobre el aborto tardío estalló nuevamente en los Estados Unidos; precisamente, luego que el Senado de Nueva York aprobó que esta práctica se pueda realizar durante todo el embarazo.
"La gente está hablando de la necesidad médica del aborto para salvar la vida de la madre. Yo era una de esas madres", escribió.
Sarah luchó contra la infertilidad durante años antes de quedar embarazada de su hija. Pero tras conseguirlo, cuando tenía 20 semanas de gestación, fue diagnosticada.
"Nunca olvidaré cuando el primer médico, un oncólogo, mencionó el aborto", dijo.
Inmediatamente rechazó la idea de abortar y afirmó que "preferiría morir y dar a luz".
Un segundo médico también la instó a considerar el aborto después de enumerar una serie de problemas que podría tener su bebé.
"Me mantuve firme y me negué. Él dijo: 'Eso está bien. El bebé probablemente será abortado espontáneamente de todos modos", recordó.
Más tarde, tras buscar una tercera opinión médica, Sarah encontró a un doctor que conocía de casos similares y que tenía conocimiento del alto índice de bebés que sobreviven a tratamientos de quimioterapia.
"Fue difícil conseguir un médico obstetra debido a mi enfermedad y el embarazo. Pero encontré a uno que había visto un caso similar al mío. Pasé a través de diferentes retos, pero Dios puso a las personas correctas en el momento preciso", dijo Sarah a ACI Prensa.
Asimismo, contó que su recuperación tomó cerca de un año y que su pequeña hija nació a las 34 semanas de gestación (8 meses y medio de embarazo) durante el tratamiento de quimioterapia.
"Debían que tener demasiado cuidado porque algunos medicamentos eran viables y otros no. Cada vez que tenía una quimio oraba a Nuestra Señora de Guadalupe, ante su imagen. Pedía que tome a mi bebé y la proteja".
Sarah narra que su esposo la acompañó en cada una de sus quimioterapias y que su madre la cuidó a tiempo completo.
"Aún sigo enferma. Mi sistema inmune no funciona correctamente y no puedo salir mucho, pero, al final, el cáncer fue una bendición. Cambió mis prioridades, mis pensamientos y ahora sé que lo más importante que les puedo dar a mis hijos es la fe y estoy agradecida por todo el tiempo que tenga para cumplir con eso", añadió.
Sarah espera que, en el futuro, los doctores sean mejor preparados para casos como el suyo.
"Si más doctores fueran preparados para saber que es posible que un bebé esté bien inclusive en terribles enfermedades como el cáncer, más gente lo intentaría. Hay muchas mujeres con las que he estado en contacto y hay una organización maravillosa de ayuda y sin fines de lucro llamada Hope for Two (Esperanza para dos)", concluyó.
Hope for Two ofrece apoyo gratuito para mujeres diagnosticadas con cáncer durante el embarazo. Conecta a madres embarazadas que padecen cáncer con otras mujeres que han experimentado un diagnóstico similar, y brinda información, apoyo y esperanza.
En 2012, una colección de estudios y datos médicos de The Lancet, importante revista médica británica, señaló que las mujeres embarazadas no necesitan un aborto para recibir tratamiento para el cáncer.
Según el medio, el tratamiento con quimioterapia no daña al niño por nacer y las madres pueden tratarse sin preocuparse por los efectos.
De manera similar, un estudio de 2015 en el New England Journal of Medicine encontró que la quimioterapia no puede afectar el desarrollo general de los bebés por nacer.