El Secretario General de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Mons. Alfonso Miranda, explicó ante la Cámara de Diputados la gran labor social que realiza la Iglesia en el país, que sirve a la población con 2.466 obras.
En la presentación de la agenda de derechos humanos de la Iglesia en México, el también Obispo Auxiliar de Monterrey explicó que "el Observatorio Nacional de la Conferencia del Episcopado Mexicano publicó en 2018 el Directorio de la Obra Social de la Iglesia, en el que están registrados 20 Centros de Derechos Humanos (religiosos, parroquiales y diocesanos) operantes en los Estados de México, Coahuila, Chiapas, Chihuahua, Oaxaca, Sonora, Tamaulipas, Tabasco, Tlaxcala y Quintana Roo".
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"Estos Centros de promoción y defensa de los derechos humanos son parte de las 2.466 obras sociales de la Iglesia Católica en México", precisó.
Entre estas obras se encuentran 35 centros de escucha y acogida a víctimas de la violencia, 13 albergues para enfermos de VIH, 21 casas de acogida a ancianos y discapacitados.
También hay 151 orfanatos, 119 casas de migrantes, 34 centros de atención a niños y mujeres en situación de calle, 8 centros de atención a familiares de desaparecidos y 97 grupos de atención a reclusos y cárceles.
La lista completa de las obras sociales y un mapa digital de las mismas se puede encontrar AQUÍ.
En estas obras, dijo el Prelado, hay "miles de laicos, religiosos(as) y sacerdotes que colaboran diariamente para que esta gran obra social de la Iglesia se convierta en Amor y justicia-en-acción".
El Secretario General de la CEM explicó también que en el proyecto global de pastoral los obispos recordaron la importancia de servir a los marginados. Por ello, propusieron varios compromisos que ya se están concretizando en las 95 diócesis del país.
Entre ellos está "generar espacios de encuentro, diálogo y trabajo con otros actores de la sociedad, para colaborar en la reconstrucción de la dignidad de las personas y el tejido social de nuestro país".
Así como "dialogar y colaborar con la sociedad civil y con los organismos nacionales e internacionales para construir la paz", apoyar la fundación de centros de derechos humanos, acoger con caridad a los migrantes, promover el liderazgo femenino e identificar y acompañar a los grupos vulnerables de nuestra sociedad: mujeres violentadas, indigentes, damnificados, jóvenes en situaciones de riesgo, enfermos y presos, entre otros.
El Obispo precisó que esto "no es una tarea fácil y mucho menos instantánea. Requiere motivación constante, liderazgo, seguimiento y sinergia con las diferentes instituciones pues son muchos quienes desde otras trincheras trabajan por la persona, su dignidad y sus derechos".
"La Iglesia Católica será fiel a Jesucristo y a su Evangelio si, y solo si, se compromete cada día más en la defensa de la dignidad y derechos de todo ser humano", concluyó.