Al presidir la celebración de la Misa Crismal este Miércoles Santo, el Arzobispo de Morelia y Vicepresidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Mons. Carlos Garfias Merlos, destacó que el ministerio sacerdotal "exige entrega, generosidad y disponibilidad, valentía, cansancio, desvelo, preocupación y mantenerse unido a aquel que lo ha asociado al ministerio sacerdotal".
En la Arquidiócesis de Morelia, en el estado mexicano de Michoacán, se celebra tradicionalmente la Misa Crismal en Miércoles Santo debido a las grandes distancias que deben recorrer muchos párrocos para volver y celebrar el Triduo Pascual con sus fieles.
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Mons. Garfias Merlos recordó que "al sacerdote se le ha concedido el don de representar a Cristo en esta tierra y hacer presente a Cristo en las celebraciones litúrgicas".
"Además, está dotado de poderes espirituales para llegar al corazón del hombre y ofrecerle la salvación", afirmó.
El sacerdote, prosiguió, "tiene el don para sanar, curar, expulsar demonios, santificar, animar al triste, fortalecer a todo aquel que se le ha encomendado, abrazar al pecador, liberar al cautivo y proclamar el año de gracia del Señor. Hermoso don para el bien de la Iglesia y santificación de los hombres y del mismo sacerdote".
"El sacerdote se santifica realizando su misión de santificar el pueblo cristiano en la caridad, disponibilidad y servicialidad desinteresada, amando a sus fieles 'hasta el extremo', a ejemplo de Cristo, el fiel cristiano se santifica dando testimonio de Cristo en todas las realidades de su entorno y ofrendando a Dios su vida en la prosperidad y en la adversidad", dijo.