El Papa Francisco recibió este 15 de abril en el Vaticano a representantes de la Liga Nacional Italiana de Diletantes, que agrupa a más de 12 mil sociedades de fútbol y cuenta con un millón de abonados, en ocasión de su 60º aniversario de fundación y los animó a "conservar la alegría de jugar y a difundirla entre los que los observan".
Durante su discurso pronunciado en la Sala Clementina, el Santo Padre aseguró que el fútbol es "al mismo tiempo una ocasión de entretenimiento, de crecimiento interpersonal y de maduración individual".
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Además, el Pontífice recordó que 'diletante' significa "el que se deleita, se divierte" por lo que exhortó a los jóvenes deportistas a recordar siempre -también si más adelante se convierten en profesionales- que "la alegría es el alma del juego y si dentro de ti la alegría sucumbe al deseo del éxito o al desprecio de los adversarios, significa que has dejado de jugar y has abandonado el sano espíritu competitivo, que es el más auténtico de toda confrontación deportiva".
En esta línea, el Papa recordó las rápidas transformaciones y los desafíos del actual contexto cultural y social que "nos llevan a correr sin parar, con una sucesión de estímulos, que bajo una satisfacción aparente, dejan vacíos en el alma y hacen del tiempo una carrera sin un objetivo claro, una carrera a la que -como se diría en inglés- falta un gol".
Por ello, el Santo Padre alentó a esforzarse "por aclarar los objetivos que nos impulsan a levantarnos y trabajar todos los días" porque, añadió, "no significa que siempre podamos ganar (no sería realista), sino que debemos tener claro a dónde vamos y hacia dónde nos llevan nuestros esfuerzos".
De este modo, el deporte al que dedican tanto tiempo y energía "es una escuela formidable en este camino ya que requiere no solo habilidad técnica, sino también entrenamiento y determinación, gran paciencia y aceptación de las derrotas, espíritu de equipo y disposición para colaborar con los demás, además de la capacidad de ser alegre y positivo", dijo el Papa.
"Hay muchas cualidades que debe tener un buen jugador, porque de poco le valdría saber darle bien al balón, o superar a los adversarios, si luego no puede discutir con calma con el árbitro… o no aceptase que se ha equivocado tirando un penalti", expresó.
En este sentido, el Pontífice destacó los valores de "la lealtad deportiva y el respeto de las reglas y del adversario", es decir un juego duro, pero correcto que requiere "un gran dominio de sí, que se logra con el entrenamiento interior y el cuidado de la vida espiritual, además de la física, porque cada uno de nosotros está hecho por una unidad de cuerpo y de mente, y una no puede estar bien si se descuidan las exigencias de la otra".
Por otro lado, Francisco invitó a los padres a jugar con sus hijos en familia. "Por favor, cuando en la familia se pierde la capacidad del juego con los hijos, se pierde también una dimensión muy importante", advirtió el Papa quien animó a que también pueden predicar con el ejemplo que "el juego no es solamente en el estadio, en el momento del partido, sino que va más allá, abarca también a las familias".
Asimismo, el Santo Padre animó a vivir la solidaridad que significa "tender la mano al que se caído o ha tenido una falta, significa no denigrar al que no destaca, sino tratarlo de igual a igual, significa comprender que el campeonato no empieza si uno está solo y que también en nuestra sociedad nos podemos salvar solamente juntos, mientras que nos perdemos si dejamos que el más débil se sienta un descarte".
"Es lo que nos enseña en Evangelio cuando recoge la frase tantas veces repetida por Jesús, de que los últimos serán los primeros. Jesús no quiere decir, desde luego, que se debe buscar perder, sino sencillamente que se debe amar y hacer todo con una mirada de bondad a las personas y a las situaciones", explicó el Papa.
Por ello, Francisco animó a difundir "esa mentalidad solidaria" para contribuir a un cambio cultural para "superar todos los muros que injustamente dividen a las personas y promover la participación y la valorización de todos según un espíritu de equipo que es la verdadera esperanza de la humanidad".