La ciudad de Guangzhou, capital de la provincia china de Guangdong, está ofreciendo a sus habitantes compensarlos económicamente a cambio de información de "grupos religiosos ilegales", en el marco de las acciones del Partido Comunista de China para poner fin a todas las actividades religiosas en el país asiático.

Según informa Associated Press, el sitio web del Departamento de Asuntos Étnicos y Religiosos de Guangzhou ofrece hasta 10 mil yuanes (unos 15 mil dólares) por información de grupos religiosos que permita luego arrestar a sus principales líderes.

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Otras recompensas menores se ofrecen por información sobre eventos religiosos no autorizados y por información de personas que alienten el "extremismo religioso".

Según la Constitución china la libertad religiosa está garantizada, pero los grupos religiosos deben estar registrados por el Gobierno y deben aceptar el control del Partido Comunista de China.

Los grupos no registrados sufren persecución, que incluye la detención y el adoctrinamiento, la destrucción de santuarios y edificaciones eclesiales, y el internamiento en campos de trabajo forzado.

Los católicos en China viven divididos desde hace muchos años entre la Iglesia Católica clandestina o subterránea que es fiel a la Santa Sede, por lo cual sufre persecución; y la Asociación Patriótica Católica China, que es controlada por el Gobierno.

En septiembre de 2018 el Vaticano y el Gobierno comunista chino firmaron un acuerdo provisional para el nombramiento de obispos. La idea del acuerdo, según algunos analistas, es también unificar a la Iglesia clandestina con la Asociación Patriótica.

Uno de los más duros críticos del acuerdo es el Cardenal Joseph Zen Ze-kiun, Obispo Emérito de Hong Kong, quien considera que con el tratado se está "vendiendo" a la Iglesia en China.

La semana pasada las autoridades de la provincia de Hebei arrestaron nuevamente a un obispo clandestino y a su vicario general, mientras que otro líder católico de la Iglesia en Hong Kong fue encarcelado.

Desde el año 2013 el presidente de China, Xi Jinping, alienta el control de las religiones y pide que estas se adecúen a los ideales comunistas porque, de otra forma, constituyen una amenaza.

En 2017 el mandatario dijo que los diversos credos en el país asiático deben estar más "orientados a China".

Desde que asumió el poder, se estima que se han retirado unas 1.500 cruces de otras tantas iglesias.

Además, existen diversos informes sobre la destrucción o la desacralización de iglesias y santuarios en distintos lugares de China, como las provincias de Hebei, Henan, Guizhou, Shaanxi y Shandong.

Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente en CNA.