La Conferencia de Obispos Católicos de Escocia advirtió que debido a las restricciones de libertad de expresión del país, la posición de la Iglesia sobre el matrimonio o la sexualidad humana podría ser considerada como un intento de incitación al odio.
El sectarismo y los crímenes motivados por el anticatolicismo han aumentado en Escocia en los últimos años y los católicos están cada vez más preocupados de que el Gobierno pueda considerar su fe como "discurso de odio", según informes locales.
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"Se debe tener cuidado para dar espacio al debate y un intercambio de opiniones sólido, asegurando que el 'odio' no incluya el tipo de discurso ordinario en el que las personas sostienen razonablemente opiniones opuestas", se lee en la declaración del obispo presentada a consulta del Gobierno escocés sobre crímenes de odio.
El Gobierno escocés lanzó una campaña el año pasado con carteles dirigidos a "fanáticos, deshabilitadores, homófobos, racistas y tranfobos" en todo el país, diciendo que cualquier persona que participe en un "discurso de odio" será denunciado a la policía.
"El derecho fundamental a la libertad de expresión y el derecho de un individuo a tener y expresar opiniones, incluso si son considerados controvertidos o no deseados por algunos, deben ser respetados", dijo Anthony Horan, director de la Oficina del Parlamento Católico el pasado 24 de marzo.
Esto se produce en medio de una revisión nacional independiente de la legislación de crímenes de odio de Escocia, encargada por el Ministerio de Seguridad Comunitaria y Asuntos Legales, la cual fue publicada en mayo de 2018
En la revisión, Lord Bracadale, juez escocés retirado, sugiere que "debería haber una protección de la libertad de expresión, una disposición para los delitos relacionados con la agitación al odio".
Horan manifestó que "en un clima de mayor sensibilidad, existe un peligro muy real en que expresar, o incluso tener opiniones o creencias individuales o colectivas, se convierta en un crimen de odio". Asimismo, aseveró que "debemos protegernos contra esto y garantizar que la libertad de expresión, pensamiento, conciencia y religión estén protegidas".
Desde la reforma escocesa del siglo XVI, Escocia ha experimentado una importante división sectaria, la cual llevó a la formación de la Iglesia en el país. Esta se convirtió en una comunidad eclesial de tradición calvinista y presbiteriana, que es la comunidad religiosa más grande del país.
"Sin espacio para un debate sólido e intercambio de opiniones, corremos el riesgo de convertirnos en una sociedad intolerante e iliberal", agregó.