En medio del debate de la legalización del aborto con frecuencia se recurre a defender el supuesto derecho de la mujer a "hacer con su cuerpo lo que quiera"; pero, ¿esto es verdad?
En su reciente columna en el diario mexicano ContraRéplica, el P. Hugo Valdemar, canónigo penitenciario de la Arquidiócesis Primada de México aseguró que "es falso" que la mujer tiene el derecho a hacer con su cuerpo lo que desee.
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"Al menos para las mujeres que son bautizadas y son cristianas no", subrayó, pues "el cuerpo es templo del Espíritu Santo, es sagrado y le pertenece a Dios, por lo que no pueden hacer con su cuerpo lo que quieran".
Para el P. Valdemar "esa rebeldía es propia de Satanás y no de una mujer creyente, el creyente no se posee así mismo, no hace su voluntad sobre todas las cosas, sino que ante todo busca hacer la voluntad de Dios".
Además, precisó que "una mujer no cristiana puede hacer con su cuerpo lo que le plazca, pero no con el cuerpo de otro, sobre todo si es el hijo que lleva en su vientre y que no es su cuerpo, sino que está en él hasta terminar su gestación".
El sacerdote mexicano criticó además el argumento de "no criminalizar a la mujer que aborta", pues "¿qué otra cosa es al aborto sino un delito, un homicidio perpetrado con premeditación, alevosía y ventaja?".
"Es una falsa compasión no llamar a las cosas por su nombre, es disfrazar la perversión con la dulcificación del lenguaje; ahora resulta que asesinar a un niño inocente en el vientre de su madre es solamente 'interrupción del embarazo'. Si es así ¿cuándo se vuelve a reanudar la vida del bebé inocente que es destrozado vivo? No, no es interrupción, es eliminación, es asesinato".
El P. Valdemar cuestionó luego "dónde queda el derecho de las mujeres que son abortadas, más de la mitad de abortos son bebés de sexo femenino, mujeres a las que se les niega el primero y fundamental de todos los derechos que es el derecho a la vida".
"Un bebé en el vientre de su madre no es parte del cuerpo de su madre, desde la fecundación es un ser distinto, y por lo tanto sujeto de derechos y no puede ser extirpado como si de un tumor maligno se tratara", subrayó.
"Si abortar es asesinar a un ser humano, entonces es un delito, y como tal merece un castigo", dijo, aunque señaló que "ciertamente la cárcel no es el más adecuado, pero la pena puede ser conmutada por otro tipo de castigo que también ayude a la madre que, a la larga, acaba siendo víctima de sí misma, pues generalmente no se perdonan el asesinato atroz de su propio hijo".
"La Iglesia tiene bien claro este delito, por eso hace recaer la excomunión ipso facto en la mujer que aborta, en las personas que lo inducen y en quienes lo llevan a cabo, aunque también se abre a la misericordia con el sacramento de la reconciliación", concluyó.