El Presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Cardenal Ricardo Blázquez, dijo que los casos de abusos sexuales "nos ha introducido en una situación humillante y escandalosa, que mina la confianza de la Iglesia" y destacó la importancia de "desenmascarar estos hechos que han dañado profundamente a las víctimas y humillado a sus familias".
El Cardenal Ricardo Blázquez, también Arzobispo de Valladolid, explicó en su carta titulada "Misericordia, Señor. Hemos pecado", las principales conclusiones tras el encuentro sobre "la protección de menores en la Iglesia" que tuvo lugar en Roma del 21 al 24 de febrero.
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Según afirma, el tiempo de Cuaresma de este año está marcado por "una toma de conciencia profunda de los abusos de niños en la Iglesia que nos urge de manera particular a la conversión".
"La mirada con los ojos de la mente y el corazón a esta realidad, durante tanto tiempo más o menos conocida pero silenciada, nos ha introducido en una situación humillante y escandalosa, que mina la confianza en la Iglesia", asegura el Cardenal Blázquez.
Sin embargo, precisa que esta grave crisis puede superarse "con actuaciones decididas, pidiendo perdón y confiando en la misericordia de Dios capaz de curar, de perdonar y de darnos un corazón nuevo".
Por eso invitó a todos a vivir estas semanas "camino de la Pascua con humildad ante Dios y reconociendo nuestros fallos ante las víctimas".
Según explicó el Presidente de la CEE, el encuentro en Roma fue "muy intenso". "Hemos oído importantes ponencias sobre diversas perspectivas de este grave, universal y transversal fenómeno; hemos dialogado ampliamente, hemos oído a víctimas de estos abusos de autoridad, de conciencia y sexuales en la Iglesia narrar su penosa historia sobrecogedora con dolor y a punto de saltarse las lágrimas, hemos rezado y hemos pedido perdón acogiéndonos a la compasión de Dios, ya que estos hechos han sido pecado, y en muchos casos también delitos en la Iglesia y en la sociedad", subrayó.
Además aseguró que "los casi doscientos participantes hemos dicho sí a las víctimas, sí a escucharlas, acompañarlas, protegerlas y defenderlas ante los abusos de cara al futuro. Hemos dicho sí a las familias y hemos empatizado con su sufrimiento; hemos garantizado la colaboración con las autoridades civiles para que no queden impunes ni se oculten estos atropellos vergonzosos".
Pero también asegura que se ha dicho un "'no' tajante" a los abusadores, a los encubridores, al silencio cómplice, al tratamiento inadecuado de los hechos delictivos".
Por eso subrayó la importancia de "desenmascarar estos hechos que han dañado profundamente a las víctimas y humillado a sus familias, que han contaminado a la Iglesia y a la sociedad".
El Cardenal recordó que "el pecado ofende a Dios y daña a la Iglesia. El pecado tiene una dimensión personal y social. Las acciones abominables de algunos repercuten en todos".
También recordó la intervención que hizo el Papa Francisco al término de la Eucaristía de clausura del encuentro donde pronunció "un discurso hondo y sentido con la mirada puesta en la Iglesia y alargándola a la humanidad entera" y que, según afirma, "es un discurso despertador de conciencias, compungido ante Dios y en sintonía con el sufrimiento de las víctimas".
Este discurso, según afirma el Cardenal Blázquez, "fue la culminación de un tipo de Encuentro que hasta ahora únicamente ha habido en la Iglesia convocado por el Papa con humildad, confianza y valentía". Además asegura que "aunque el Encuentro se ha centrado en los menores, víctimas de abusos sexuales en la Iglesia, es necesario estar atentos a otras formas de abuso y humillación".
"Los cristianos, discípulos de Jesús, tenemos razones especiales para reprobar tales abusos. El mismo Maestro nos lo enseña y la misión que hemos recibido de Él tiene que ver con el cuidado de los pequeños, con el Evangelio que es anuncio de perdón y de esperanza, de respeto y de servicio, de curación y de salvación", subraya.
Además insiste en que "a este hecho de los abusos, dentro y fuera de la Iglesia, debemos acercarnos para comprenderlo y para curarlo y prevenirlo a través de todos los medios disponibles sociológicos, históricos, por ejemplo, incidencia de la 'revolución sexual', psicológicos, psiquiátricos, pedagógicos, jurídicos, penales y también de orden evangélico, teológico y eclesial".
"El abusador en lugar de ejercer la autoridad como servicio ha impuesto silencio amenazador a sus víctimas. Ha sido instrumento del maligno", asegura el Cardenal y cita las palabras del Papa en las que asegura que "detrás de esto está Satanás".