El Arzobispo de Guayaquil (Ecuador), Mons. Luis Cabrera Herrera, afirmó que celebrar el Día del Niño Por Nacer es reconocerlo como persona real en todas sus fases, algo que constituye una verdad científica y no una creencia religiosa.
"Celebrar el día del niño por nacer es reconocerlo como persona real en todas sus fases: óvulo fecundado, cigoto, embrión, feto y, luego, niño, adolescente, joven y adulto. Esta verdad científica irrefutable es fruto de la investigación y de la razón. No es una creencia religiosa ni tampoco una posición conservadora, fanática ni fundamentalista", dijo el Prelado en su mensaje al concluir la marcha en Guayaquil en la que participaron más de 100 mil personas.
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La multitud se manifestó a favor de la vida y en contra de la amenaza del aborto, cuando en la Asamblea se debate un proyecto de ley que busca despenalizar esta práctica.
"Un ser humano tiene el mismo valor en cada una de sus etapas. ¿Quién de nosotros llegó a la vida sin recorrer el camino de la gestación iniciado en la fecundación del óvulo? ¿Qué hubiera pasado si nuestra madre u otra persona nos habrían destruido en cualquiera de las fases bajo el pretexto de interrupción del embarazo? Simplemente, no estaríamos aquí cantando, riendo y luchando por los demás", señaló el Arzobispo.
El Prelado cuestionó luego si "¿puede una persona pensar, sentir, hablar, obrar, creer o soñar si primero no existe? Es imposible. Sin embargo, hay posiciones que afirman lo contrario: que primero pensamos, queremos y sentimos y luego somos personas. Con esta teoría, niegan que un niño por nacer sea una persona real con todos sus derechos, lo reducen a un conjunto de células que no piensan, sienten, ni deciden y, así, ¡decretan y justifican su muerte!".
"Celebrar el día del niño por nacer es defender su derecho a vivir. Un derecho inalienable e innegociable reconocido por la Declaración universal de los derechos humanos, por las innumerables convenciones internacionales y de una manera especial, por nuestra Constitución", resaltó.
Mons. Cabrera destacó además que el derecho a vivir de toda persona se basa en los valores éticos como la verdad, la igualdad y la justicia: que deben respetarse no solo para los niños por nacer sino para todos.
El Arzobispo también subrayó la importancia de manifestarse públicamente a favor de la vida y la libertad religiosa, sin temores.
Tras afirmar que "para Dios, nadie es NO deseado ni NO planificado", el Prelado indicó finalmente que "los cristianos, por lo tanto, además de las razones médicas, éticas y jurídicas, contamos con la fe que nos desafía a asumir la causa del niño por nacer con la misma pasión, audacia y creatividad con la que Dios nos ama y defiende a cada uno de nosotros".