El Arzobispo Emérito de Corrientes (Argentina), Mons. Domingo Castagna, denunció la "tempestad mediática" que atraviesa la Iglesia Católica, que "aunque injusta es explicable, debido al deterioro moral producido en algunos miembros".
El Prelado compartió esta reflexión en su homilía sobre el Evangelio del primer domingo de Cuaresma, que narra las tentaciones y ataques del demonio que sufrió Jesús en el desierto después de 40 días de ayuno.
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"En este marco de referencia se nos propone, de parte de la Iglesia, iniciar el Tiempo de Cuaresma, correspondiente al año 2019. La Iglesia, hoy presidida por el papa Francisco, está atravesando una tempestad mediática de especial virulencia", advirtió Mons. Castagna.
Explicó que esto tiene su raíz en "los graves pecados de pederastia de algunos de sus hijos, agravados por la enorme responsabilidad institucional, de la que están investidos, se ha desatado una feroz campaña".
"Aunque injusta es explicable, habida cuenta del deterioro moral que se ha producido en algunos miembros destacados de la institución eclesial", lamentó el Arzobispo.
Frente al escándalos de abusos al interior de la Iglesia, Mons. Castagna subrayó que "se cometieron errores de enorme gravedad, que deben ser reconocidos, pero que no autorizan a juzgar a santos Pastores, quizás limitados por una circunstancial e inevitable ingenuidad".
"A esta altura de los acontecimientos no cabe dudar del sincero deseo -de nuestros Pastores- de restablecer la justicia, aliviar el sufrimiento de tantas víctimas inocentes y de aplicar las medidas adecuadas para reducir a cero futuros delitos", sostuvo.
Puso como ejemplo a Mons. Charles Scicluna, Secretario adjunto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y su respuesta a la pregunta de un periodista argentino durante el Encuentro sobre la Protección de Menores desarrollado en Roma en febrero de este año.
La pregunta fue: ¿Por qué, sacerdotes juzgados penalmente y condenados por abusos sexuales, siguen ejerciendo el ministerio?
"La respuesta fue clara y acertada: La exoneración del estado clerical -o tradicionalmente identificada como 'reducción al estado laical'- no constituye un castigo sino una oportuna medida de protección, por parte de la Iglesia, del Pueblo santo de Dios, incluidas principalmente las inocentes víctimas de los abusos sexuales. El ministerio es un servicio y, cuando el mismo queda desacreditado por una grave inconducta del ministro, éste debe ser temporal o definitivamente apartado de sus funciones".
Ante esta campaña mediática, Mons. Castagna sugirió que "la santidad 'in fieri' o en desarrollo, existente en gran parte de los cristianos, debe prevalecer como respuesta a las graves objeciones -fundadas o no- que han tomado estado público".
"Toda la Iglesia debe actualizar, con firme constancia, su vocación bautismal a la santidad. Hace a su perfil propio, ante el mundo que le es contemporáneo. En la búsqueda legítima de prevención, en quienes manifiestan inclinación al ministerio sacerdotal y a la vida consagrada, y para evitar los espantosos escándalos de la pedofilia, se recurre a las ciencias de la psicología y de la psiquiatría", expresó.
Al concluir su reflexión, el Arzobispo Emérito de Corrientes, aseguró que "el ejemplo luminoso de Jesús, tentado por el demonio, debe orientar la vida de los cristianos".
"Es preciso aprovechar este tiempo fuerte de la Cuaresma para renovar el deseo de santidad, al que debe corresponder una vida bautismal coherente", concluyó.