La policía arrestó a tres jóvenes cristianas acusadas de blasfemia contra el Corán en Karachi (Pakistán); y aunque fueron liberadas por comprobarse su inocencia, extremistas musulmanes obligaron con violencia a 200 familias a huir de sus casas.
En declaraciones a Asia News, el P. Saleh Diego, de la Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal de Pakistán, dijo que "las jóvenes fueron liberadas por la policía, pero ahora están escondidas en una localidad secreta por razones de seguridad".
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Las jóvenes son Permisha de 16 años, Suneha de 15 y Sunaina, casada y de 22 años de edad. Las tres viven en el barrio Farooq-e-Azam, de mayoría cristiana.
El incidente del que las acusaron tiene que ver con Khurshid Bibi, que es abuela de las dos primeras y suegra de la tercera.
En enero de 2019 la señora Bibi alquiló un departamento a una pareja musulmana, Fayaz y Samina Riaz. Solo tres semanas después les exigió dejar el inmueble por su falta de cortesía.
El 19 de febrero las tres jóvenes acusadas fueron al departamento para limpiarlo. Dado que la pareja musulmana todavía lo ocupaba, le pidieron que sacaran sus cosas para poder asear la vivienda.
Tras el pedido, Samina Riaz salió de la casa y gritó en el barrio que las "kafirs" (infieles, como llaman los musulmanes a quienes no profesan el islam) le habían robado una copia del Corán y la tiraron a una bañera. Sus reclamos hicieron que varios musulmanes se acercaran a la zona y dañaran varias casas de cristianos.
Las muchachas lograron salvarse gracias a la intervención de la policía que llegó al lugar. Samina confesó luego que su acusación era falsa y que buscaba "darle una lección a los cristianos".
Al respecto, el P. Diego comentó que "las falsas acusaciones de blasfemia suelen estar motivadas por la venganza personal o el odio religioso".
La ley de blasfemia
En Pakistán la blasfemia contra el islam es un delito que se pena con la muerte. El Código Penal incluye una serie de normativas, conocidas generalmente como "Ley de blasfemia" que, inspirada en la ley islámica, o shariah, condena toda ofensa o crítica a esta religión y sus preceptos.
Sin embargo, esta normativa ha sido utilizada como instrumento por parte de musulmanes radicales para calumniar y denunciar a miembros de la minoría cristiana, someterlos a los intereses islámicos y forzar las conversiones al islam.
La blasfemia puede ser denunciada por cualquier musulmán sin necesidad de testigos o pruebas. Los castigos pueden ir desde la condena a prisión hasta la muerte.
La víctima más emblemática de esta ley es Asia Bibi, cristiana que fue condenada a muerte en el año 2010 acusada falsamente de haber blasfemado contra Mahoma. La Corte Suprema de Pakistán la absolvió recién en octubre de 2018, un fallo que fue ratificado en enero de este año.