Al finalizar la Misa de clausura del encuentro vaticano de los líderes de la Iglesia sobre la protección de menores este 24 de febrero, el Papa Francisco lanzó un llamado para luchar en contra del abuso de menores "crímenes abominables que hay que extirpar de la faz de la tierra".
"Hago un sentido llamamiento a la lucha contra el abuso de menores en todos los ámbitos, tanto en el ámbito sexual como en otros, por parte de todas las autoridades y de todas las personas, porque se trata de crímenes abominables que hay que extirpar de la faz de la tierra: esto lo piden las numerosas víctimas escondidas en las familias y en los diversos ámbitos de nuestra sociedad", exclamó.
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Asimismo, el Santo Padre agradeció por "el espíritu eclesial y el compromiso concreto que demostraron con tanta generosidad" los participantes de este encuentro en el que una vez más reconocieron que "la gravedad de la plaga de los abusos sexuales a menores es por desgracia un fenómeno históricamente difuso en todas las culturas y sociedades".
El Papa reconoció que el tema de los abusos sexuales es "un problema que antes se consideraba un tabú, es decir, que todos sabían de su existencia, pero del que nadie hablaba" y denunció que "millones de niños del mundo son víctimas de la explotación y de abusos sexuales".
En esta línea, el Pontífice denunció que el fenómeno de los abusos sexuales a menores ha crecido por la pornografía en internet y dijo con claridad que "la universalidad de esta plaga, a la vez que confirma su gravedad en nuestras sociedades, no disminuye su monstruosidad dentro de la Iglesia".
Los abusos son el misterio del mal
El Santo Padre destacó que la inhumanidad de los abusos "es todavía más grave y más escandalosa en la Iglesia, porque contrasta con su autoridad moral y su credibilidad ética. El consagrado, elegido por Dios para guiar las almas a la salvación, se deja subyugar por su fragilidad humana, o por su enfermedad, convirtiéndose en instrumento de satanás".
"En los abusos, nosotros vemos la mano del mal que no perdona ni siquiera la inocencia de los niños. No hay explicaciones suficientes para estos abusos en contra de los niños. Humildemente y con valor debemos reconocer que estamos delante del misterio del mal, que se ensaña contra los más débiles porque son imagen de Jesús", denunció.
Por eso, el Papa explicó que ha crecido actualmente en la Iglesia la conciencia de que se debe no solo intentar limitar los gravísimos abusos con medidas disciplinares y procesos civiles y canónicos, sino también afrontar con decisión el fenómeno tanto dentro como fuera de la Iglesia. "La Iglesia se siente llamada a combatir este mal que toca el núcleo de su misión: anunciar el Evangelio a los pequeños y protegerlos de los lobos voraces", dijo.
"Quisiera reafirmar con claridad: si en la Iglesia se descubre incluso un solo caso de abuso -que representa ya en sí mismo una monstruosidad-, ese caso será afrontado con la mayor seriedad", remarcó el Pontífice quien reconoció que "en estos casos dolorosos veo la mano del mal que no perdona ni siquiera la inocencia de los pequeños".
Por encima de polémicas ideológicas
En este sentido, el Papa Francisco aseguró que el objetivo de la Iglesia será "escuchar, tutelar, proteger y cuidar a los menores abusados, explotados y olvidados, allí donde se encuentren" y para ello, aseguró que "la Iglesia tiene que estar por encima de todas las polémicas ideológicas y las políticas periodísticas que a menudo instrumentalizan, por intereses varios, los mismos dramas vividos por los pequeños".
De este modo, el Santo Padre destacó que llegó la hora de colaborar juntos "para erradicar dicha brutalidad del cuerpo de nuestra humanidad, adoptando todas las medidas necesarias ya en vigor a nivel internacional y a nivel eclesial".
"Ha llegado la hora de encontrar el justo equilibrio entre todos los valores en juego y de dar directrices uniformes para la Iglesia, evitando los dos extremos de un justicialismo, provocado por el sentido de culpa por los errores pasados y de la presión del mundo mediático, y de una autodefensa que no afronta las causas y las consecuencias de estos graves delitos", afirmó.
En este contexto, el Papa enumeró las directrices que la Iglesia tendrá en su itinerario legislativo, gracias también al trabajo desarrollado en los últimos años por la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores y a la aportación de este encuentro.
En primer lugar, el Pontífice señaló que "el objetivo principal de cualquier medida es el de proteger a los menores e impedir que sean víctimas de cualquier abuso psicológico y físico" y para ello se requiere de una seriedad impecable por lo que reiteró que "la Iglesia no se cansará de hacer todo lo necesario para llevar ante la justicia a cualquiera que haya cometido tales crímenes. La Iglesia nunca intentará encubrir o subestimar ningún caso", insistió.
Además, el Papa insitió en la importancia de una verdadera purificación para imponer un renovado empeño hacia la santidad en los pastores y para ello, se requiere de una buena formación "orientada a la santidad y en la que se contemple la virtud de la castidad".
Por otro lado, el Santo Padre animó a reforzar y verificar las directrices de las Conferencias Episcopales y acompañar a las personas abusadas porque "el mal que vivieron deja en ellos heridas indelebles" y la Iglesia "tiene el deber de ofrecerles todo el apoyo necesario", destacó.
Al finalizar sus recomendaciones, el Papa se refirió al mundo digital en el que animó a los países y a las autoridades "a aplicar todas las medidas necesarias para limitar los sitios de internet que amenazan la dignidad del hombre, de la mujer y de manera particular a los menores" así como también alertó a las comunidades eclesiales para "reforzar la atención pastoral a las personas explotadas por el turismo sexual".
Agradecimiento a los sacerdotes fieles al celibato
Antes de terminar su discurso, el Santo Padre agradeció "de corazón a todos los sacerdotes y a los consagrados que sirven al Señor con fidelidad y totalmente, y que se sienten deshonrados y desacreditados por la conducta vergonzosa de algunos de sus hermanos".
"Agradezco, en nombre de toda la Iglesia, a la gran mayoría de sacerdotes que no solo son fieles a su celibato, sino que se gastan en un ministerio que es hoy más difícil por los escándalos de unos pocos -pero siempre demasiados- hermanos suyos. Y gracias también a los laicos que conocen bien a sus buenos pastores y siguen rezando por ellos y sosteniéndolos", afirmó.
Por último, el Papa alentó a "transformar este mal en oportunidad de purificación" y puso como ejemplo a Edith Stein - Santa Teresa Benedicta de la Cruz, para tener la certeza de que "en la noche más oscura surgen los más grandes profetas y los santos".
"El resultado mejor y la resolución más eficaz que podamos dar a las víctimas, al Pueblo de la santa Madre Iglesia y al mundo entero, es el compromiso por una conversión personal y colectiva, y la humildad de aprender, escuchar, asistir y proteger a los más vulnerables", concluyó.