El Papa Francisco alentó a crear "un 'mestizaje cultural' donde la sabiduría de los pueblos originarios pueda dialogar al mismo nivel con la sabiduría de los pueblos más desarrollados, sin anular".
Así lo dijo a un grupo de indígenas con los que se reunió en la sede de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
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Tras pronunciar un discurso en la ceremonia de apertura de la 42º sesión del Consejo de Gobernadores del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) en la sede de la FAO, el Papa se reunió este 14 de febrero con un grupo de 38 representantes indígenas de 31 pueblos diferentes procedentes de América, África, Asia y del área del Pacífico.
En el encuentro privado que duró alrededor de 20 minutos, el Santo Padre afirmó que el "mestizaje cultural es la meta hacia la cual tenemos que seguir con la misma dignidad".
Los representantes que se reunieron con el Papa celebraron la cuarta reunión mundial del foro de los pueblos indígenas convocada por el FIDA y el tema de sus trabajos fue "fomentar los conocimientos y las innovaciones de los pueblos originarios en pro de la resiliencia al cambio climático y el desarrollo sostenible".
En su discurso, el Papa Francisco destacó que para ellos "las cuestiones ambientales son de extrema importancia y nos invita a dirigir nuevamente la mirada a nuestro planeta, herido en muchas regiones por la avidez humana, por conflictos bélicos que engendran un caudal de males y desgracias, así como por las catástrofes naturales que dejan a su paso penuria y devastación".
"No podemos seguir ignorando estos flagelos, respondiendo a ellos desde la indiferencia o la insolidaridad o posponiendo las medidas que eficazmente los tienen que afrontar. Por el contrario, solo un vigoroso sentido de fraternidad fortalecerá nuestras manos para socorrer hoy a quienes lo precisan y abrir la puerta del mañana a las generaciones que vienen detrás de nosotros", afirmó el Papa.
Además, el Pontífice recordó que "Dios creó la tierra para beneficio de todos, para que fuera un espacio acogedor en el que nadie se sintiera excluido y todos pudiéramos encontrar un hogar".
"Los pueblos originarios, con su copiosa variedad de lenguas, culturas, tradiciones, conocimientos y métodos ancestrales, se convierten para todos en una llamada de atención que pone de relieve que el hombre no es el propietario de la naturaleza, sino solamente el gerente, aquel que tiene como vocación velar por ella con esmero, para que no se pierda su biodiversidad, y el agua pueda seguir siendo sana y cristalina, el aire puro, los bosques frondosos y el suelo fértil", señaló.
De este modo, el Papa aseguró que "los pueblos indígenas son un grito viviente a favor de la esperanza" porque ellos recuerdan que "los seres humanos tenemos una responsabilidad compartida en el cuidado de la casa común", y remarcó que "si determinadas decisiones tomadas hasta ahora la han estropeado, nunca es demasiado tarde para aprender la lección y adquirir un nuevo estilo de vida".
En esta línea, el Santo Padre explicó que con este nuevo estilo de vida "se trata de adoptar una manera de proceder que, dejando atrás planteamientos superficiales y hábitos nocivos o explotadores, supere el individualismo atroz, el consumismo convulsivo y el frío egoísmo".
"La tierra sufre y los pueblos originarios saben del diálogo con la tierra, saben lo que es escuchar la tierra, ver la tierra, tocar la tierra. Saben el arte del bien vivir en armonía con la tierra. Y eso lo tenemos que aprender quienes quizás estemos tentados en una suerte de ilusión progresista a costillas de la tierra", explicó el Papa.
Por ello, recordó el dicho: "Dios perdona siempre, los hombres perdonamos algunas veces, la naturaleza no perdona nunca".
También, el Santo Padre advirtió que existe el peligro de considerar a los pueblos llamados "civilizados" como "de primera" y los pueblos originarios o indígenas "de segunda". Francisco dijo que este es "el gran error de un progreso desarraigado". "Es necesario que ambos pueblos dialoguen" y remarcó que "hoy urge un mestizaje cultural".
Al finalizar, el Papa los animó a seguir adelante y le pidió a Dios "que no deje de acompañar con sus bendiciones a sus comunidades y a quienes en el FIDA trabajan por tutelar a cuantos viven en las zonas rurales y más pobres del planeta, pero más ricas en la sabiduría de convivir con la naturaleza".