El Papa Francisco recibió a profesores y alumnos de la Academia Alfonsiana - Instituto Superior de Teología y les recordó la importancia del "testimonio franco del valor incondicional de cada vida, reafirmando que la vida más débil e indefensa es precisamente de la que estamos llamados a hacernos cargo de forma solidaria y confiada".
Durante la audiencia realizada este sábado 9 de febrero en la Sala Clementina del Vaticano con motivo del 70º aniversario de su fundación, el Santo Padre recordó que en estos setenta años, la Academia Alfonsiana se ha comprometido "a profundizar en la teología moral sub lumine Mysterii Christi tratando de responder a la evolución de la sociedad y las culturas, en constante respeto del Magisterio". Y lo ha hecho inspirándose "en su patrono celestial, San Alfonso María de Ligorio".
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
El Papa Francisco recordó que el campo teológico específico de la Academia Alfonsiana es "el del saber moral, que es responsable de la tarea difícil pero indispensable de encontrar y acoger a Cristo en la concreción de la vida diaria, como Aquel que, liberándonos del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento, hace nacer y renacer en nosotros la alegría".
En esta línea, el Papa pidió que la celebración de este aniversario "no puede limitarse al recuerdo de lo que se ha hecho, sino que, sobre todo, debe empujar a mirar adelante, a reencontrar entusiasmo en la misión, a proyectar pasos valientes para responder mejor a las expectativas del pueblo de Dios".
Por ello, el Pontífice dijo que es providencial que este aniversario "caiga en el período en que todas las estructuras académicas de la Iglesia están llamadas a un esfuerzo más decidido de planificación y renovación" a través de la Constitución Apostólica Veritatis gaudium sobre las universidades y las facultades eclesiásticas.
"No es solo una revisión de los estatutos y planes de estudio, sino una renovación de toda la vida académica, también favorecida por las posibilidades que el desarrollo informático ofrece hoy en día a la investigación y la didáctica", expresó.
De este modo, el Papa señaló que "es esencial asumir como un criterio 'prioritario y permanente' la contemplación y la introducción espiritual, intelectual y existencial en el corazón del kerigma, es decir, la siempre nueva y fascinante buena noticia del Evangelio de Jesús".
Además, el Santo Padre animó a llevar a cabo "un diálogo en todos los niveles" para también "crear redes no solo entre las instituciones eclesiales de todo el mundo, sino también con las instituciones académicas de los distintos países y con las que se inspiran en las diferentes tradiciones culturales y religiosas".
Misionariedad de la Iglesia
En este sentido, el Papa Francisco afirmó que "la fidelidad a las raíces alfonsianas de su Instituto les pide ahora un compromiso todavía más convencido y generoso con una teología moral animada por la tensión misionera de la Iglesia en salida".
Asimismo, les solicitó como San Alfonso "evitar dejarnos aprisionar por posturas de escuela o por juicios formulados 'lejos de la situación concreta y las posibilidades reales' de las personas y de las familias" y protegerse en contra de "una 'idealización excesiva' de la vida cristiana que no es capaz de despertar la 'confianza en la gracia'".
En este sentido, el Papa pidió escuchar "con respeto la realidad y tratando de discernir juntos los signos de la presencia del Espíritu, que genera liberación y nuevas posibilidades" para poder "ayudar a todos a recorrer con alegría el camino del bien". Entre las realidades que el Pontífice mencionó se encontraron "los sufrimientos y las esperanzas de aquellos que las mil formas del poder del pecado continúan condenando a la inseguridad, a la pobreza y a la marginación".
"San Alfonso se dio cuenta muy pronto de que no se trataba de un mundo del cual defenderse y menos aún al que condenar, sino sanar y liberar, imitando la acción de Cristo: encarnarse y compartir las necesidades, despertar las expectativas más profundas del corazón, asegurar de que cada uno, por frágil y pecador que sea, está en el corazón del Padre Celestial y es amados por Cristo hasta la cruz", expresó el Papa.
Por ello, el Santo Padre destacó que "todas las palabras de la teología moral deben dejarse plasmar por esta lógica misericordiosa, que hace encontrarlas, en efecto, como palabras de vida en plenitud. De hecho, son un eco de las del Maestro que dice a sus discípulos que no ha venido 'para condenar al mundo, sino para salvarlo', y que la voluntad de su Padre es que 'tengan vida y la tengan en abundancia' y participen en la plenitud de su alegría".
Por otro lado, el Papa Francisco recordó que "en los últimos años, la teología moral se ha esforzado en recibir la decidida advertencia del Concilio Vaticano II de superar la ética meramente individualista" y alertó acerca del "dominio creciente de la lógica de la competitividad y de 'la ley del más fuerte', que considera al ser humano como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar 'dando' inicio a la cultura del descarte".
Por ello, el Pontífice remarcó que la teología moral "debe hacer suya la urgente necesidad de participar decididamente en un esfuerzo conjunto para cuidar de la casa común a través de formas viables de desarrollo integral" y que también está llamada a dialogar con "las nuevas posibilidades que el desarrollo de las ciencias biomédicas pone a disposición de la humanidad".
"No deberá fallar nunca, sin embargo, el testimonio franco del valor incondicional de cada vida, reafirmando que la vida más débil e indefensa es precisamente de la que estamos llamados a hacernos cargo de forma solidaria y confiada", insistió.
Al finalizar, el Papa dijo estar seguro que la Academia Alfonsiana "continuará trabajando por una teología moral que no dude en 'ensuciarse las manos' con la concreción de los problemas, especialmente con la fragilidad y el sufrimiento de quienes ven más amenazado su futuro, testimoniando con franqueza a Cristo camino, verdad y vida".
Tras agradecerles la visita, el Santo Padre les "a continuar su servicio eclesial, en constante adhesión al Magisterio de la Iglesia" y les impartió su bendición apostólica.