Durante la audiencia con un grupo de misioneros de África, el Papa Francisco los animó a ser "nómadas del Evangelio" para ir sin temor "a los desiertos de este mundo".
El Pontífice dijo estas palabras este 8 de febrero en la Sala Clementina del Vaticano en la audiencia con motivo del 150° aniversario de la fundación de la Sociedad de Misioneros de África (padres blancos) y de la Congregación de las Hermanas Misioneras de Nuestra Señora de África (hermanas blancas).
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"Qué la celebración de su jubileo les ayude a convertirse en 'nómadas del Evangelio', hombres y mujeres que no temen ir a los desiertos de este mundo y buscar juntos los medios para acompañar a los hermanos al oasis que es el Señor, para que el agua viva de su amor apague cualquier sed suya", exclamó el Papa.
El Santo Padre aprovechó para expresar su cercanía espiritual a todos los miembros de los institutos presentes en África y en otras regiones del mundo y agradecerles "por el servicio a la misión de la Iglesia, vivido con pasión y generosidad, en fidelidad a las intuiciones evangélicas de vuestro fundador común", el Cardenal Charles Martial Lavigerie.
El Papa dijo que los miembros de esta gran "familia Lavigerie" han preparado por varios años este jubileo y han "regresado a sus raíces, han mirado su historia con gratitud, para poder vivir su compromiso actual con una pasión renovada por el Evangelio y ser sembradores de esperanza".
Francisco también se sumó a la acción de gracias a Dios "no solo por los dones que ha concedido a la Iglesia a través de sus institutos, sino también y sobre todo por la fidelidad de su amor, que celebran en este Jubileo".
"Qué este año jubilar fortalezca en ustedes la certeza de que 'fiel es Dios, por quien han sido llamados a la comunión con su hijo Jesucristo, Señor nuestro'. Que su consagración, su ministerio puedan manifestarse concretamente, en su vida fraterna y en sus diversos compromisos, la fidelidad del amor de Dios y su cercanía, para sembrar la esperanza en los corazones de aquellos que están heridos, probados, desanimados y se sienten tan a menudo abandonados", alentó el Papa.
Además, el Santo Padre recordó que cuando Mons. Lavigerie, entonces Arzobispo de Argel, fue guiado por el Espíritu para fundar la Sociedad de los Misioneros de África, y luego la Congregación de las Hermanas Misioneras "tenía en su corazón la pasión por el Evangelio y el deseo de anunciarlo a todos, convirtiéndose en todo a todos".
El anuncio del Evangelio no es proselitismo
En esta línea, una vez más el Pontífice dijo a los misioneros que "a la luz del camino realizado hasta ahora a partir de su fundación, saben que el anuncio del Evangelio no es sinónimo de proselitismo; es esa dinámica que nos lleva a estar cerca de otros para compartir el don recibido, el encuentro de amor que cambió su vida y les llevó a decidir consagrar la vida al Señor Jesús, Evangelio para la vida y la salvación del mundo".
Por ello, el Santo Padre alentó a "mantener sus ojos fijos en Jesucristo, para no olvidar nunca que el verdadero misionero es ante todo un discípulo" y sugirió "cultivar el vínculo particular que les une al Señor, mediante la escucha de su Palabra, la celebración de los sacramentos y el servicio a los hermanos, para que sus acciones puedan manifestar su presencia, su amor misericordioso, su compasión por aquellos a quien el Espíritu les envía y les conduce".
En este sentido, el Papa los exhortó para que este Año Jubilar "contribuya también al desarrollo de los lazos fraternales entre ustedes, porque el anuncio del Evangelio no se puede vivir sino gracias a una auténtica comunión misionera" y así puedan ser "testigos de la esperanza que no defrauda, a pesar de las dificultades".
Asimismo, les animó a no tener miedo a arriesgarse "en los caminos de la misión" y, citando la exhortación apostólica Gaudete et exsultate, les invitó ser "testigos de que Dios siempre es novedad, que nos empuja a partir una y otra vez y a desplazarnos para ir más allá de lo conocido, hacia las periferias y las fronteras."
De este modo, el Papa Francisco animó a los misioneros para que el Espíritu Santo los haga "constructores de puentes entre los hombres". "Qué allí donde el Señor les haya enviado, puedan contribuir a desarrollar una cultura de encuentro, estar al servicio de un diálogo que, respetando las diferencias, sepa enriquecerse con la diversidad de los demás".
"Les agradezco en particular el trabajo que han hecho ya en favor del diálogo con el islam, con los hermanos y hermanas musulmanes. Con el estilo y la simplicidad de su modo de vivir, muestran también la necesidad de cuidar nuestra casa común, la tierra", afirmó el Santo Padre.
Al finalizar, el Papa Francisco aseguró que siguiendo los pasos del Cardenal Lavigerie estos misioneros "están llamados a sembrar esperanza, luchando contra todas las formas actuales de esclavitud; haciéndose cercanos a los pequeños y a los pobres, a aquellos que esperan, en las periferias de nuestra sociedad, ser reconocidos en su dignidad, ser acogidos, protegidos, levantados, acompañados, promovidos e integrados" y, por último, les impartió su bendición apostólica.