En una carta dirigida a las reclusas de una cárcel femenina de Buenos Aires (Argentina), el Papa Francisco les dijo que "ustedes están privadas de su libertad, no de su dignidad ni de su esperanza".
Se trata de una carta de respuesta a la misiva que en diciembre de 2018 le envió un grupo de mujeres de la Unidad N°31 del Centro Federal de Detención para Mujeres de Ezeiza, en la que compartían al Pontífice sus esperanzas, dolores, temores e interrogantes.
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En su respuesta con fecha 3 de febrero, el Papa explicó que "Jesús nos envía a dejar la lógica simplista de dividir entre buenos y malos para ingresar en otra dinámica, capaz de asumir la fragilidad, nuestros límites y pecados, y así poder salir adelante. Y podemos hacerlo porque la misericordia del Señor nos abraza a todos"
"Muchas de ustedes son madres y en sus cartas piden por sus hijos. Saben lo que es gestar la vida. Hoy tienen el desafío de gestar el futuro y tienen la capacidad de hacerlo, aun cuando deban luchar contra tantos determinismos", expresó.
El Santo Padre alentó a las reclusas a que "no se dejen cosificar, no son un número. Son personas que gestan esperanza porque quieren parir esperanza. Ustedes están privadas de su libertad, no de su dignidad ni de su esperanza".
Aseguró que "ningún conflicto se resuelve aislando, apartando, descartando personas. A veces se pierde de vista lo que debe estar en el centro de nuestras preocupaciones: sus vidas, las de sus familias y las de aquellos que también han sufrido a causa de este círculo de violencia".
"La cárcel no puede ser reducida a un castigo, - continuó Francisco - la sociedad tiene la obligación de procurar su reinserción, no su descarte".
Al concluir su misiva, el Papa señaló que "la reinserción comienza creando un sistema que podríamos llamar de salud social, es decir, una sociedad que procure que no se enfermen las relaciones en El Barrio, en las escuelas, en las plazas, en las calles, en los hogares, en todo ámbito de la vida en común. Y, sobre todo, una sociedad sin exclusión ni marginados".
"Que el Señor las bendiga y la Virgen María las proteja, a ustedes, sus hijos y familiares. Rezo por ustedes. Les ruego que recen por mí", concluyó su carta el Santo Padre.