Un grupo de jóvenes en Chile decidió usar días de sus vacaciones para irse de voluntarios al Pequeño Cottolengo, un hogar que acoge a personas en situación de abandono y de discapacidad intelectual.
El centro ubicado en la comuna de Cerrillos, Santiago, recibió durante todo el mes de enero a cerca de 80 jóvenes de todo el país vinculados a la Congregación Pequeña Obra de la Divina Providencia y de otras comunidades católicas.
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El centro cuenta con ocho casas donde residen 40 personas ubicadas según la complejidad de su condición. Además hay una escuela, un centro policlínico, piscina, huerto, capilla y un cementerio donde descansan los restos de los religiosos de la Obra.
El trabajo principal de los voluntarios fue acompañar los talleres que se realizan en el hogar, además de crear nuevas instancias para la participación, como el taller "Siempre lindas" de maquillaje y manicure dirigido a las residentes del centro.
Crédito: Comunicaciones Centro de Pastoral Juvenil Vocacional Don Orione
Entre las actividades se destacaron los talleres de cocina, manualidades, deporte, de huerto, de mantención de los espacios comunes e infraestructura y shows artísticos. Además se realizó el "taller de marcha", relacionado al acto de empujar una silla de ruedas o acompañar del brazo a aquellos que más les cuesta caminar.
"Un gesto que parece sencillo, no se necesita gran preparación para realizarlo, pero ahí, en esos paseos (...) es donde se dio el vínculo más estrecho, en donde los jóvenes voluntarios pudieron relacionarse con el Cristo frágil y sufriente, presente en cada uno de los residentes", explicó la institución en un comunicado.
Crédito: Comunicaciones Centro de Pastoral Juvenil Vocacional Don Orione
Todos los días del voluntariado tuvieron espacios de formación espiritual que contempló la celebración de la Santa Misa, Adoración Eucarística, rezo del Santo Rosario y Lectio Divina.
"No es lo mismo hacer el bien, que amar al prójimo porque ahí vemos a Jesús; eso fue lo que estos jóvenes experimentaron durante sus semanas de voluntariado. Un tiempo de encuentro real y crudo, pero al mismo tiempo de profunda conversión, de vivir la caridad cristiana y de aprender a amar a los que más sufren", expresó la Obra.
El Pequeño Cottolengo pertenece a la Congregación Pequeña Obra de la Divina Providencia, fundada por San Luis Orione, conocido como el Santo de la Caridad.
Acoge a niños, niñas, jóvenes y adultos con discapacidad intelectual profunda y severa y en situación de abandono. Su fin es darles la mejor calidad de vida posible, para que puedan alcanzar su máximo desarrollo en un entorno espiritual, social y familiar.