Mons. José Manuel Garita Herrera, Obispo de Ciudad Quesada (Costa Rica), recordó a las autoridades y líderes políticos que "la buena política está al servicio de los demás", y que con la corrupción pierde todo el país.
El Obispo dijo estas palabras en su reciente segmento radial "Fermento", en el que aborda temas actuales y la postura de la Iglesia.
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El Prelado señaló que "Costa Rica perdió tres puntos y bajó en el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) 2018, mostrando un país que desciende 10 puntos (puesto 48) en un estudio que determina el nivel de corrupción en el sector público. Además de ser uno de los países con mayor retroceso, al ser calificada con 56 puntos siendo 100 la nota máxima."
Mons. Garita explicó que "intervienen múltiples factores, incluso la inestabilidad de la economía, factores a los que en otras ocasiones me he referido".
Pero, enfatizó, "la lucha contra la corrupción la pierde el país y los escándalos que golpean al sector público afectan esa calificación. Pierde también la percepción de la gente y, por tanto, la confianza del ciudadano en la clase política."
En ese sentido, recordó que el Papa Francisco, en su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, dijo que cuando el poder político "apunta únicamente a proteger los intereses de ciertos individuos privilegiados, el futuro está en peligro y los jóvenes pueden sentirse tentados por la desconfianza, porque se ven condenados a quedar al margen de la sociedad, sin la posibilidad de participar en un proyecto para el futuro".
Citó lo que el Papa detalló sobre los vicios que quebrantan el ideal de la democracia auténtica, "la corrupción, la negación del derecho, el incumplimiento de las normas comunitarias, el enriquecimiento ilegal, la justificación del poder mediante la fuerza o con el pretexto arbitrario de la 'razón de Estado', la tendencia a perpetuarse en el poder, la xenofobia y el racismo, el rechazo al cuidado de la Tierra, la explotación ilimitada de los recursos naturales por un beneficio inmediato, el desprecio de los que se han visto obligados a ir al exilio".
Antes de finalizar su mensaje invitó a los ciudadanos costarricense a no confiarse porque "corremos el riesgo de caer en el confort, de alejarnos de las bases democráticas que siempre hemos enaltecido y que nos ha llenado de orgullo".
Mons. Garita también hizo un llamado a los que sirven en política, donde recalca que su "deber es servir el país con honestidad, responsabilidad y transparencia" e invitó a que la clase política "reduzca no con discursos, sino con hechos, la creciente pobreza y pobreza extrema, la desigualdad, la violencia y la criminalidad" que aún se encuentra en el país.
Cierra su discurso cuestionando "¿qué Costa Rica queremos? Que la libertad e independencia, bastiones de nuestra nación, fluyan también para que la clase política actúe en consecuencia", e hizo un llamado a la oración.
"Pidámosle también a Dios que ilumine a nuestros políticos. Oremos por la clase gobernante, no los dejemos solos en tan grave y delicada labor que deben realizar con dignidad, justicia y honradez", invitó.