Unos dos mil indigentes se unieron a las Misioneras de la Caridad, líderes de estado, cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos y peregrinos que llegaron de todo el mundo para participar en la Misa de Beatificación de la Madre Teresa de Calcuta, una de las más multitudinarias de la historia de la Iglesia. En la fachada principal de la Basílica de San Pedro se descubrió un retrato gigante de la nueva beata, en la que luce sonriente, y con las manos unidas en oración, ante los más de 300 mil participantes, que colmaron la Plaza de San Pedro - adornada por 50 mil flores multicolores - y los alrededores.
Después de proclamarla beata, el Papa recibió una reliquia de la Madre Teresa y un grupo de jóvenes indias bailó la danza Arati ante el Pontífice.
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Entre los asistentes, destacaron la sucesora de la Madre Teresa, Sor Nirmala Joshi, y Mónica Besra, la protagonista de la curación milagrosa que permitió la beatificación de la religiosa.
Besra, una madre de cinco hijos que profesaba la religión hindú y ahora es una conversa al catolicismo, padecía un tumor en el abdomen del que sanó de manera inexplicable en 1998.
El día del primer aniversario de la muerte de la Madre Teresa, Besra que estaba al cuidado de las Misioneras de la Caridad en uno de los albergues para moribundos de la India, pidió por su curación a la religiosa y al día siguiente el tumor había desaparecido.