La dramática situación de crímenes y violencia que vive el país tiene un origen "tan antiguo como la humanidad", advirtió el P. Hugo Valdemar, canónigo penitenciario de la Arquidiócesis Primada de México.
En su reciente columna "El huachicol y los demás males", en el diario mexicano ContraRéplica, el P. Valdemar señaló que el origen de los males de México es "el pecado, esa transgresión contra Dios y sus mandamientos que no sólo lo ofende a él, sino que lastima a las demás personas, e incluso a la misma naturaleza".
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El sacerdote recordó la reciente tragedia del municipio de Tlahuelilpan, a 100 kilómetros de Ciudad de México, donde una explosión en una toma clandestina de combustible acabó con la vida de más de 100 personas.
El robo y tráfico de gasolina adulterada, conocida como "huachicol", es uno de los principales desafíos que enfrenta el nuevo Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, pues le cuesta cada año tres mil millones de dólares en pérdidas a Petróleos Mexicanos (Pemex), la empresa estatal de combustibles.
La muerte de quienes se encontraban robando combustible de la toma clandestina ha desatado debates en redes sociales sobre su responsabilidad en la tragedia.
Para el P. Valdemar, "más allá del debate que satura la opinión de los medios de comunicación y las redes sociales debemos preguntarnos dónde está el origen de todos los males que viene padeciendo nuestro país".
"San Pablo dice muy acertadamente en su Primera carta a Timoteo (6, 7-10), que la codicia, es decir, el amor al dinero, es el origen de todos los males", señaló.
El sacerdote mexicano precisó que "el amor al dinero y el afán desmedido por tenerlo a costa de lo que sea, es la causa de la corrupción, del crimen organizado que trafica drogas, extorsiona y secuestra a las personas, del robo de todo tipo que no tiene justificación alguna pues siempre se topará con el mandamiento de 'no robarás'".
"Las obras de Dios que son el bien, la verdad y la justicia nunca serán compatibles con las del demonio que son la maldad, la mentira y la injusticia", añadió, por lo que "invocar a Dios para hacer el mal y salir con éxito es blasfemo, a Dios no se le puede utilizar y pedir protección para hacer las obras del maligno, no sólo es aberrante sino que ofende la santidad y bondad de Dios".
"Por lo mismo no es posible ser cristiano y tener devoción a la Santa Muerte, pensando que tan horrenda superstición puede defender a los narcos, secuestradores y ladrones, no es posible vestir la imagen sagrada del Niño Jesús como el ladrón Valverde o como huachicolero, como si a Jesús pudiéramos revestirlo de las obras del mal", añadió.
El P. Valdemar subrayó que "a Dios no lo podemos hacer cómplice del mal, no lo podemos hacer a nuestra medida y capricho, Dios no está para hacer nuestra voluntad, la verdadera fe es lo contrario, entender que debemos siempre hacer la voluntad de Dios, y entre sus mandatos está el no robarás, no matarás, y no codiciarás las cosas ajenas".
"Si los católicos mexicanos guardáramos los mandatos de Dios, como país no estaríamos en una situación tan deplorable, pero la raíz de todos nuestros males está en el pecado personal que hemos hecho también social", añadió.
"De poco valdrán los esfuerzos institucionales si no nos convertimos, es decir, si no cambiamos nuestra manera de pensar y actuar para vivir como Dios manda", concluyó.