Julen, el niño de dos años y medio que se precipitó por un estrecho pozo de 107 metros de profundidad en la Sierra de Totalán, provincia de Málaga (España), el pasado domingo 13 de enero, ha sido encontrado muerto este sábado 26 por los equipos de rescate a pesar de los esfuerzos por hallarlo con vida.
El Obispo de Málaga, Mons. Jesús Catalá, ha emitido un comunicado titulado "Ante la muerte del pequeño Julen" en el que afirma que "desde que tuvimos la primera noticia de la caída del niño Julen en el pozo la Diócesis de Málaga ha estado rezando por él y por su familia. Todos hemos seguido con atención los difíciles trabajos para su rescate".
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"Hoy, los feligreses de las parroquias de Totalán y El Palo y el mismo Obispado de Málaga quiere expresar su sentida condolencia a sus padres y a su familia. En estos días todos nos hemos sentido muy cercanos a ellos y hemos compartido la angustia y el dolor".
Finalmente, el Obispo recuerda que "los cristianos creemos en la Resurrección de Jesucristo; y por ello rezamos a Dios para que otorgue al pequeño Julen la Paz eterna y la Luz inmortal, que viva para siempre en el Señor".
El Obispado de Málaga quiere expresar su sentida condolencia a los padres de #Julen y a su familia. Nos hemos sentido muy cercanos a ellos y compartido la angustia y el dolor. Creemos en la Resurrección de Jesucristo; Dios otorgue al pequeño Julen la Paz eterna y la Luz inmortal.
- Diócesis de Málaga (@DiocesisMalaga) 26 de enero de 2019
Durante los angustiosos días en que se ha desarrollado la complicada operación de rescate, los vecinos del barrio malagueño de El Palo, donde vivía la familia de Julen, así como toda España, se han volcado en oraciones y mensajes de apoyo y solidaridad.
El trágico desenlace ha supuesto una conmoción para toda la sociedad española, que hasta el último momento confió en que se podría rescatar al pequeño con vida.
El dispositivo de rescate ha sido de una complejidad extraordinaria. Los expertos han señalado que en situaciones normales, la obra de ingeniería necesaria para llegar hasta el pequeño, atrapado en una cota de 71 metros de los 107 que tiene el pozo, habría supuesto meses de trabajo.
Sin embargo, el equipo de ingenieros, mineros, policía y bomberos tardaron dos semanas en completar la obra necesaria, producida en condiciones extremas. Para poder llevarla a cabo los operarios han realizado un desmonte de más de 20 metros de profundidad y han excavado un pozo paralelo al de Julen para, posteriormente, excavar uno perpendicular que comunicara ambos pozos.
A pesar del dramático desenlace, el accidente del pequeño Julen ha unido a toda la sociedad española en una ola de solidaridad sin precedentes.